Era tan hermosa como peligrosa. Si Tzuyu tenía que ser objetiva a la hora de decir una cualidad de Sana, tenía que ser la primera dicha. No podía ser en vano toda los treinta minutos o más en la cual la había estado observando. Claro que no le quitaba la mirada por voluntad propia sino que era parte de su pequeño plan con Chaeyoung para lograr encontrar algo sobre Sana que la incriminara, aún no sabían qué cosa podía ser eso, pero lo que fuera útil lo usarían en su contra.
En lo que llevaba del día siguiéndola había descubierto que Sana tenía amistades por increíble que pareciera. Concretamente eran dos chicas: una casi tan pálida como Edward Cullen y de cabello rubio, y otra chica de cabello negro en buena forma física a pesar de las cantidades industriales de comida chatarra que devoraba en el almuerzo. Quizás exageraba un poco con las proporciones de alimento, pero era verdad que la chica comía bastante.
La dinámica entre ellas era otra cosa. La chica de piel clara parecía ser el blanco de bromas de las otras dos chicas, más por parte de la chica de buen condición física que de Sana quien aportaba algo o sólo reía ante las actitudes que tenía de la chica de cabello negro hacia la rubia. No parecía haber ninguna complicidad más allá de la amistad entre Sana y alguna de las dos chicas, un dato que extrañamente sembraba un poco de alivio y felicidad casi incontrolable en Tzuyu quien prefirió pensar que era mejor que nadie estuviera relacionado con alguien potencialmente peligrosa como Sana. Se preguntaba si esas dos chicas sabrían de lo que era capaz su amiga o si eran sus cómplices en todo eso, no dudaba que no debería quitarles el ojo de encima.
Desvió su mirada de ellas y soltó un suspiro ya que se había anticipado a la mirada que le dirigió la pelirosa; Tzuyu observaba a Sana de reojo, lo más disimuladamente que podía. No quería ser tan obvia o podría ser descubierta en los próximos momentos o incluso podía llamar su atención y eso no es exactamente lo que quería. Dejando un poco de lado lo anterior, la mirada de Sana en su ser era pesada. No era como las otras veces que creía que la estaban mirando sino que estaba bastante segura que tenía la mirada de la pelirosa sobre ella, a eso le debía esa sensación de intensidad. Le resultaba extraño tal gesto por parte de una persona que recién había conocido hace un par de semanas o menos.
Los extraños latidos en su pecho tampoco le estaban ayudando y era una sensación que no le agradaba en lo absoluto, en ese momento sólo deseaba ir hasta la mesa de Sana y hacerla hablar a cualquier costo sobre todo lo que sabe e interrogarla por lo que le había hecho a esa pobre chica. En cambio, nuevamente, su almuerzo fue víctima de sus pensamientos ya que cuando quiso notarlo su postre, que era un simple pastelillo, se convirtió en una masa amorfa bajo la cuchara. Se felicitó sola por tal hazaña, sin duda su cordura mental estaba mejorando con eso.
La cereza del pastel fue que de tanto estrés acumulado en su cuerpo algo ansiaba salir de su interior. No lo era algo desconocida está sensación, de hecho era normal entre su especie. Lo había escuchado en su casa cuando era más joven, pero hasta hace poco es que le había podido dar nombre con sus propias palabras. Podía sentir a su parte licántropo queriendo manifestarse. Tzuyu no se estaba permitiendo liberarla y tampoco sería un buen momento para hacerlo. Se esperaba que desde sus catorce años experimentará ciertos episodios donde dejándose llevar por su instinto se transformaría en un lobo independiente de la existencia de luna llena en ese día, era algo que con práctica se podía manejar fácilmente, pero la única práctica que había tenido Tzuyu era la de reprimir todo eso. Le había estado funcionando y no por algo de una chica problemática como lo era Sana iba a dejar de hacerlo, tenía la pequeña esperanza de que todo se solucionaría en paz.
Giro su cuello hacia la mesa que había estado observando sólo para encontrarse con que la mirada de Sana aún estaba sobre ella, sus pensamientos le habían permitido distraerse durante unos segundos del gesto de la pelirosa. Le resultó curioso como la chica podía ser tanto la cura como la enfermedad desde que andaba de colada en su vida. Casi se eran inmorales las veces que había invadido sus pensamientos en los últimos días, no había nada malo en ello sólo que a veces se llegaba a sentir demasiado bien con sólo recordarla y no debía ser así ya que Sana no parecía ser el prospecto de una buena persona que quería en su vida. Quizás se lo estaba pensando demasiado.
ESTÁS LEYENDO
GЯΣKΉΛ「 satzu 」
FanfictionCuando Tzuyu conoce a una chica con cabellos de un color poco usual, considera que su primer encuentro no pudo ser más inesperado de la forma en que sucedió, si se lo preguntarán. Un asesinato cambia el presente en la vida Tzuyu para mal. Y el miste...