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En algún momento su mente había vuelto a activarse, pero personalmente prefirió mantener sus ojos cerrados, ya que tenía el presentimiento que sí la luz que percibía a través de sus párpados le daba directamente, el dolor de cabeza que iba a prese...

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En algún momento su mente había vuelto a activarse, pero personalmente prefirió mantener sus ojos cerrados, ya que tenía el presentimiento que sí la luz que percibía a través de sus párpados le daba directamente, el dolor de cabeza que iba a presentar iba a ser uno de los buenos. Claro que en ningún hubiera dicho que en vez de la luz, un sonido iba a ser la causa de su dolencia, específicamente una canción que llenaba el silencio que antes había en el lugar. Sin mucho más que hacer y ya no teniendo la posibilidad de descansar un poco más, estiró su cuerpo sintiendo como sus músculos adoloridos se estiraban aunque eso debió el primer signo de que algo iba mal en su despertar, no lo fue. Cuando sus pies y manos se encontraron con los reposabrazos del sofá abrió sus ojos de golpe y se sentó de una vez sobre el mueble observando el lugar dónde estaba y que definitivamente no era su propia habitación. Estando totalmente alerta puedo denotar que el sonido que le molestó era en realidad una canción y la melodía era relajante y hacia recordar a la edad media por el estilo orquestal que tenía.

- Hola, bella durmiente.

Su cuello se giró hacia el lugar donde provenía esa voz y ésta vez, su sorpresa fue el ver a Sana sentada en una silla a una distancia considerable de ella. Los sucesos que habían pasado momentos antes vinieron de golpe a su mente acompañados de un escalofrío que le recorrió de pies a cabeza, por reflejo llevó su mano a su cuello ante la incomodidad que tenía para pasar saliva.

- ¿Qué hago aquí? - su voz sonó ronca, si le sorprendió a ella misma no lo demostró - ¿Qué demonios quieres de mí, Sana?

- Eso debo preguntarte yo a ti. - cruzó su pierna encima de la otra y puso sus manos en su regazo - Te empeñaste tanto en seguirme que no diste cuenta que era a ti, a quien realmente seguían, cachorrita.

La cara de Irene cruzó su mente como relámpago en la tormenta que era su mente en ese instante. Se sentía muy desprotegida ante el hecho de casi haber afrontado la muerte a manos de alguien que parecía agradable y de la cual pensó por un segundo que era inofensiva. También estaba el hecho que había sido descuidada al no percatarse que era seguida, por lo que suponía había sido, un buen tramo ya que en sus recuerdos no figuraba haber visto a Irene en el pasillo cuando el trío de amigas hablaba de ir cerca del bosque. Experimentaba un tipo de impotencia combinada con una sensación de derrota al verse tan vulnerable bajo las manos de Joohyun y Sana. Bufo ante el mote cariñoso con el cual Sana la había llamado y que en este momento no tenía ninguna ganas de oír.

- No me llames así. - se levantó del sofá y se acercó un par de pasos hacia la contraria - Ya acaba con todo esto. - hizo sus brazos hacia los lados - Estoy aquí.

- Eres demasiado impulsiva y no sé si eso me gusta o no, tendré que descubrirlo. - Sana sonrío de lado y retrocedió su espalda para mirar mejor a Tzuyu desde su posición - Te vuelvo a decir que yo no soy quien va a dañar tu integridad física y eso te lo puedo prometer.

Tzuyu no sabía si era la situación desfavorable en la que estaba, la confusión que esta chica representaba en su cabeza o sus palabras firmes, pero tanto la interacción que tenían como su sola existencia la ponían nerviosa desde el primer momento en que la conoció y se esforzaba en no demostrarlo.

GЯΣKΉΛ「 satzu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora