2.9.

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Debió haberlo imaginado

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Debió haberlo imaginado.

La sola idea de que el pensamiento no cruzará por su mente, le hacia desear ser más lista y quizás un poco más guapa como para estar en portada de una revista. Todo sería más fácil para ella con esos dos atributos. Sin embargo, la suerte ya estaba barajeada desde el comienzo.

-¡Momo! -jalo de la puerta doble bloqueada- ¡Déjame salir!

La risa ahogada de la mencionada fue lo único que obtuvo como respuesta, eso solo la impulso a jalar más de la agarradera en la puerta y usar su peso para aplicar palanca en ella. El sonido de ese movimiento era lo único que se escuchaba dentro del gimnasio, todo por el eco. Pero Tzuyu no era consciente de donde, o con quién, rompían estas ondas invisibles de sonido. Cuando sus manos empezaban a doler y su cuerpo se aperlaba por el sudor causado por el esfuerzo, fue que se decidió por analizar el lugar y sus manos fueron a los bolsillos de su blazer con nerviosismo. El esfuerzo físico no le estaba valiendo la pena después de cierto tiempo. Además, por una razón Momo la había llevado hasta ahí y la había encerrado, podría descubrir el motivo o escapar cuanto antes le fuera posible. Y con total honestidad, Tzuyu prefería lo segundo.

Se encaminó con prisa hacia la esquina contraria donde estaba, hacia la otra puerta del lugar, con la esperanza de que Momo fuera tan despistada como para olvidar asegurar esa otra salida. Ahora lo único que se escuchaba por el lugar era su ligero trote. La segunda cosa que le incomodaba de toda esta situación, era la oscuridad que se formaba en la esquina a la que se dirigía, hasta ahora no tenía buenas experiencias estando cerca de lugares con ausencia de luz.

Tzuyu estaba tan cerca de lograrlo, de escapar de ahí y dejar todo como anécdota, pero sus pies se clavaron al piso debajo suyo. Fue frenar tan rápido como se empezó a formar la imagen en frente suyo. Primero fue los zapatos de tacón bajo con plataforma que aparecieron desde la oscuridad, con ellos venían unas piernas enfundadas en la falda escolar y arriba el blazer azul de su escuela también. Finalmente, los mechones de cabello rosa fantasía se acomodaron después de un leve balanceo. Justo tenía que ser ese tono de cabello que pertenecía, más a sus pesadillas, que a sus fantasías.

Una Sana de actitud fría era atemorizante, no podías saber lo que pasaba por su mente a ciencia cierta y era casi imposible vivir tranquilamente en la espera de su siguiente movimiento. Pero eso no le quitaba nada de mérito a una Sana que estaba visiblemente enojada, era lo más parecido a esperar que una dinamita explotará. Este era el caso de Tzuyu con la repentina apariencia y presencia de la otra chica.

- Sana. Lo sien...

- Ni quinientos años.

- ¿Qué? -todo su ser estaba incómodo, pero paralizado ahí- Sana.

- Ni quinientos años... -repitió claro y mordiendo un poco las palabras- Van a ser suficientes contigo.

- ¿De qué hablas?

GЯΣKΉΛ「 satzu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora