Prólogo.

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La fiesta estaba en su apogeo, el vino y las carcajadas sobraban junto con los que bailaban al ritmo de las melodías producidas por los músicos de la banda contratada por el líder del pueblo

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La fiesta estaba en su apogeo, el vino y las carcajadas sobraban junto con los que bailaban al ritmo de las melodías producidas por los músicos de la banda contratada por el líder del pueblo.

La cosecha había sido buena ese año y como era costumbre desde los inicios esto se celebraba con una fiesta en la plaza principal.

Para Sana, la música la hacía sentir viva en ese momento, su corazón desde hace un par de melodías quería salirse de su pecho y sus pies estaban próximos a pedirle un descanso.

En uno de los tantos giros que dio pudo observar por el rabillo del ojo una figura negra parada en una de las salidas y cuando volvió a pasar por el mismo lugar comprobó que ya no estaba ahí, se disculpó con su acompañante y sin poder entender ella misma el por qué de sus acciones, fue hacia la salida donde le había visto.

Con cada cierta cantidad de pasos recorridos más lejos se escuchaba la música y las voces de las personas, ya sin estar en movimiento podía notar que las calles eran frías y solitarias a esa hora.

- ¿Te has perdido?

Escuchó una voz detrás de ella haciéndole brincar del susto, rápidamente se giro quedando frente con una chica aparentemente joven y un poco más alta.

- N-no... - aunque la desconocida tenía apariencia dulce se sentía intimidada en su presencia.

- ¿Cuál es tu nombre? - le oyó preguntar.

- Sana. - se sorprendió de responder segura aunque por dentro estaba temblando.

- Nos volvemos a encontrar. - puntualizó la chica alta y sonrió con recato ‐ Bien, Sana. - la desconocida se acercó a ella y la tomó por el hombro mirando fijamente sus ojos - Primero quiero que te calmes.

La pupilas de la chica alta se dilataron así como las de Sana, quien en ese momento no supo cómo, pero su cuerpo inmediatamente acató la orden dicha logrando una satisfacción evidente en el rostro de la desconocida.

- Nos vamos a divertir tanto, pequeña. - la chica más alta río viendo asentir a la Sana durante su trance - Ahora, ven conmigo.

Esa fue la última noche que se vio a Sana en mucho tiempo. Luego muchas circunstancias extrañas empezaron a acontecer durante todo el país en los siguientes años incluidas las extraños sucesos a jóvenes que habían perdido la memoria después de haber sido atacados físicamente.


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GЯΣKΉΛ「 satzu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora