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La situación era la siguiente: Momo estaba posicionada detrás de Tzuyu quien estaba forcejeando con la pelinegra porque esta la tenía inmovilizada con una llave de lucha

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La situación era la siguiente: Momo estaba posicionada detrás de Tzuyu quien estaba forcejeando con la pelinegra porque esta la tenía inmovilizada con una llave de lucha.

Después de que Tzuyu hubiera procesado la información una alarma sonó en su mente; su primer instinto fue huir, pero no de una forma tradicional. A sabiendas de que tenía las miradas del trío amigas sobre ella, bajo la taza que aún estaba entre sus dedos y cuando llegó a la altura del mueble de la mesa aflojó su agarre para hacer que el recipiente se tambaleara y el líquido cayera sobre su ropa y en el comedor a propósito y sin esperar mucho más pidió permiso para ir a secarse la ropa. Estando en el pasillo que había recorrido antes con Sana, pensó en sus posibilidades de escapar ya que estás no eran muy buenas porque si quería ir a donde estaba la puerta principal tendría que pasar cerca de la entrada de la cocina y eso la dejaría en evidencia.

Por lo que fue hacia las cuatro habitaciones con la esperanza de que en una hubiera una ventana por la cual salir, el problema era que no sabía a cuantos pisos de altura estaba. Fue a la primera que estaba a su derecha y abrió la puerta observando que estaba parcialmente oscura debido a las cortinas azules gruesas que tapaban muy bien unos barrotes, entre lo que iluminaba la luna podía observar que eran libros y algunos utencilios a los que no sabía darles nombre y a excepción de eso, el blanco predominaba en la decoración. La siguiente en la que entró fue en la que estaba en frente de la que recién había visto y a diferencia de la primera, estaba desordenada. Incluso algunos paquetes de dulces estaban en una mesita de noche cerca de la cama, la única ventana era una pequeña casi pegada a la unión de la pared y el techo, Tzuyu cerró la puerta maldiciendo por lo bajo. Aún le quedaban dos oportunidades más antes de darse por vencida y una de ellas era en la que había despertado aunque con la conmoción no había podido detallarla muy bien. Pero antes de ir ahí tenía quería ver lo que había en la habitación en frente de la de Sana. Cuando entró lo que llamo su atención fue que su ventana también era como la de Dahyun sin posibilidad de entrar o salir, pero no era sólo ese detalle, el lugar tenía una fragancia muy peculiar. Era como el perfume de su hermana que usaba a menudo aunque eso no era posible ya que, aparte de una cama y un ropero, no había nada que pudiera desprender ese olor. También cosas raras le sucedían alrededor de esas chicas.

Fue a la que era su última posibilidad, la habitación de Sana. De todo lo que había en ese lugar sólo recordaba en el sofá donde había descansado y la silla donde encontró a Sana, las estanterías llenas de libros tanto antiguos como nuevos no figuraban en sus recuerdos. Se sorprendió un poco ya que a simple vista y juzgandola un poco, Sana no parecía de esas personas interesadas en la lectura. Presa de su curiosidad de saber qué podía interesarle a alguien como Sana, Tzuyu se acercó a uno de los libreros para verlos mejor. En el lomo de varios libros figuraba el apellido Larousse, no era usual para alguien tener varios volúmenes de enciclopedias, pero para Sana no parecía ser suficiente. También figuraban libros sobre ciencia, matemáticas, anatomía, historia e incluso alguno de arte. Lo que Tzuyu probablemente aprendería en toda su vida estaba en la habitación de Sana.

GЯΣKΉΛ「 satzu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora