1.11.

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Sus dedos apretaban con fuerza el volante de su automóvil al punto de tener sus nudillos blancos por tal agarre

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Sus dedos apretaban con fuerza el volante de su automóvil al punto de tener sus nudillos blancos por tal agarre. Su pie golpeaba el tapete bajo ella con genuina ansiedad y no se esperaba menos cuando estaba a punto de cobrar una venganza muy personal contra quien osó a quitarle a la luz de sus días. Hoy Bae Joohyun iba a desconocerse a sí misma de una forma inconcebible.

Sus dedos picaban por querer actuar cuanto antes contra esa chica quien tenía menos derecho de vivir en ese instante. Zhou Tzuyu era el nombre que no debía olvidar y el auto en frente suyo era el del que no debía apartar la vista sin importar qué. Así se había mantenido desde que había salido de la escuela siguiendo a esa muchacha que tanto ira le provocaba al punto de no ser capaz de controlar su magia una vez.

El pequeño recuerdo cuando estuvo cara a cara por primera vez con esa chica le hizo sonreír de manera nada encantadora o amable, aún podía sentir entre la palma de su mano la satisfactoria sensación de tener a su merced la vida de la agresora de su hija.

¿Qué la había detenido de no seguir avanzando? Tampoco era tan tonta si la chica se quedaba fría en ese lugar y con ella misma a su lado sería muy sospechoso, quizás no debería importarle eso, pero tampoco quería traer más pena a su familia y menos de esa forma.

Como si la hubiese llamado con la mente, su teléfono sonó y en la pantalla figuraba el nombre de su otra hija. Dudo en contestar la llamada ya que no quería desconcentrarse de lo que hacía pero finalmente optó por atenderla.

— ¿Paso algo, Yerim? — esperaba que su voz no demotase cuan tensa estaba realmente.

— ¿Dónde estás? — se escuchó la voz de la nombrada al otro lado de la línea.

— Llegaré a casa tarde.

Maldijo sin pronunciar la palabra al ver que tendría que adelantar a Tzuyu y porque casi era despierta por la misma al esta haber notado que iba detrás de ella.

— Mamá...

— Llegaré a casa tarde, Yeri. — volvió a decir esperando dar por terminada la llamada — Cuida de Seul...

— Te vi en la escuela las dos veces. — el tono de la chica era indescifrable — Ahora que seguías a Tzuyu y cuando fuiste a retirar los documentos de Gogo.

Con solo mencionar su nombre los ojos de Joohyun empezaron a picar y las lágrimas se acumulaban en las esquinas, el volante no se salvo del manotazo que decidió darle ignorando el dolor que pudiera surgir después de ese golpe.

— Entiendo tu dolor mejor de lo que crees, mamá. — Irene negó sin que su hija pudiera verla — Es mi hermana de quien hablamos.

El silencio por parte de Joohyun preocupo a su hija quien temía que su madre hiciera algo de lo que se arrepentiría después pues Yeri sabía algo que su madre no.

GЯΣKΉΛ「 satzu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora