2.7.

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Tzuyu abrió los ojos de repente

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Tzuyu abrió los ojos de repente. Estaba en su cama, ahora alerta porque algo en su mente le había despertado. Todo estaba a oscuras y en una calma retorcida porque el pesar de que alguien la estaba observando no se iba de sus pensamientos.

Todo este sentir podría ser una mala jugada de su mente, pero es que en verdad no se atrevía a mover un pelo temiendo darle la pauta a esa persona para avanzar. A lo único que pido atinar fue a peinar con la mirada su habitación. Mientras analizaba cada detalle, intentando recordar si todo estaba en orden, empezaba a darse cuenta que no había nadie. Eso quería pensar porque habían dos lugares de los que no podía estar segura en su totalidad. Estos sitios eran la esquina de su habitación y su el closet de la ropa, todo porque en ellos había una oscuridad densa. No seria capaz de ver con facilidad su mano aún si la tuviera en frente, de ese nivel hablaba.

Se vio en la necesidad de apretar sus labios, ahogando un jadeo ante el pensamiento de verse ahogada en la oscuridad sin saber dónde estaba la otra persona, pero no había más. Espero y espero un poco más para ver algún movimiento o escuchar algo que delatase al intruso, pero no sucedía nada. Quizás debía relajarse y volver a dormir y olvidarse de esa incomodidad que le atravesaba el cuerpo. Busco cualquier cosa para darse calma como recordar que el espacio de la esquina de su habitación era tan reducido que no cabía una persona.

Cerró sus ojos durante unos segundos, ya habiendo descartado una posibilidad. Pero los volvió a abrir cuando recordó que solo era posibilidad de dos. Toda su atención fueron a las puertas semiabiertas de su closet. Su corazón golpeaba fuertemente su pecho ante lo que pensaba hacer, pero debía descartar la otra posibilidad en nombre de su paz mental.

Uno de sus brazos tomó uno de los cojines que tenía al lado de su cama y con el corazón la garganta, lo tiro hacia el closet con dirección entre las puertas del lugar. Los segundos se hicieron siglos de repente, pero ese era el menor de los problemas de Tzuyu. El cojín cayó a sus pies sobre la cama como si alguien... lo hubiese lanzado desde adentro. Se encogió en la cama recogiendo sus piernas y pegándose al respaldo, tomó su reloj de mesa como arma porque era lo más cercano que tenía.

- ¿Qui-quién anda ahí? -apuntó con el objeto al armario- Salga ya o llamo a la...

Una risa burlona se escuchó en su habitación y los vellos de Tzuyu se erizaron ante ese nuevo sobresalto. Lo peor no era escuchar eso, sino que la dirección de dónde venía. Con un análisis rápido sobre el origen del sonido, Tzuyu pudo saber que provenía de... arriba. Entonces, la vio. La figura negra con ojos rojos como la sangre que caía sobre ella. Su cuerpo se paralizó de su cuello para abajo y aunque intentó, no se movió. Se sentía gritar con fuerza, pero ningún sonido salía de sus labios, sólo el movimiento. Con la poca luz que se colaba por sus ventanas, veía como Sana sacaba el cuchillo de su propio pecho y lo empuñaba con ambas manos.

GЯΣKΉΛ「 satzu 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora