— Irina, cielo— levanto la mirada del plato—, ¿te ha gustado? ¿Quieres más? — aprieto los labios y asiento con media sonrisa.
— Está buenísimo, Lourdes, pero no puedo más— sonrío, colocando los cubiertos en el plato siguiendo el código de los restaurantes—. ¿Te ayudo a recoger? — niega, pero me levanto aún así.
— Eres nuestra invitada, por favor — dice Djeny, levantándose.
— Sería algo de muy mala educación por mi parte no ayudaros después de invitarme a cenar — sonrío recogiendo el plato de Ansu, por inercia, colocándolo sobre el mío—. Que por cierto, me encantaría saber cómo se hace, tienes que enseñarme.
— Tranquila, Ansu sabe cómo se hace — alzo las cejas y asiento, caminando al lado de la madre de todos con los platos entre mis manos—. Ahí dónde lo ves cocina mejor de lo que parece, suele hacerse sus cosas sanas, pero nuestros platos típicos también— cruzamos a la cocina, pongo los platos en el fregadero y me apoyo en la encimera, viéndola moverse por la cocina—. ¿Te gusta la mousse de limón? — asiento — ¡Genial! No sabía si te iba a gustar, Ansu no me había dicho nada... — aprieto los labios.
— Lo siento, eso fue porque no le avisé antes... — ella hace un gesto con la mano.
— No te preocupes, Irina, cariño, no importa; si donde comemos 10, comemos 11 — sonrío—. Solo hemos tenido que añadir un postre más, no importa.
— Muchísimas gracias por vuestra hospitalidad, en serio — ella me mira, sus ojos son brillantes—. Hacía mucho tiempo que no vivía unas fiestas tan familiares, es bastante más divertido que pasarlas por ahí — agacho la cabeza, cruzo mis brazos haciendo una ligera mueca.
— Puedes venir siempre que quieras a partir de ahora — levanto ligeramente la cabeza al escucharla—, no hace falta que avises a no ser que sea una ocasión especial— sonrío, veo su gesto sonriente mientras señala hacia la encimera donde estoy apoyada—. ¿Coges de ahí once cucharillas, cariño? — su voz denota amor, no es necesario buscar entre las trazas de sus palabras para encontrar ese sentimiento, todo habla por ella de una manera muy clara que, aunque para mí es perceptible ahora mismo, si no fuera tan clara no lo sería.
— Claro — le respondo, echando la mano hacia el cajón—. ¿De las redondas o de las que son un poco más cuadradas? — pregunto, analizando lo bien ordenado que está el cajón.
— De las que son un poco más cuadradas, son las de postre, las redondas solemos utilizarlas más para el café — no pienso decirlo, pero la forma en la que no utilizan indistintamente los cubiertos me gusta, me relaja en cierta manera.
— Vale — sonrío mientras las cojo con cuidado, agarrándolas del pequeño mango para colocarlas unas sobre la otra en mi mano—. ¿Dónde las dejo? — me siento una niña pequeña a punto de ser regañada cuando sus ojos se posan en mi mano.
— Irina... — ella ríe, viniendo hacia mi—. No hace falta que las cojas con tanto cuidado, cariño — aprieto los labios agachando la mirada—. Son cucharas, no se van a romper si se caen, no son de cristal.
— Podría decir que menos mal pero de hecho no sé en que manera nos beneficia a los seres humanos como especie ese hecho — le digo dejando las cucharas sobre su mano.
— En algo nos beneficia seguro, ¿por qué las seguirían haciendo sino?
— Costumbres propias, costaría demasiado adaptarse socialmente a cubiertos de madera o algo similar — ella asiente, colocando las cucharillas en los postres perfectamente.
— Tiene sentido — murmulla—. Eres muy inteligente, seguro que tu eres capaz de explicarle cosas a Miguel — sonrío pensando en el niño.
— Cuando sea necesario, si puedo, es algo que haría sin problema. Miguel es un niño... especial— su madre asiente.
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Manhattan • Ansu Fati
FanfictionM | MANHATTAN (Dream Teen #3) "Tú y yo en la cama, pecado carnal. Fuera de voces, mentiras, susurros, deshonra y palabras. Llegó a mi vida me sana y se larga. Nada se queda para siempre si salva." o La historia de Ansu e Irina