Observo todas las paredes blancas, trago saliva estática en el centro de la sala. Una hilera enorme de estanterías vacías, pantallas para visualizar los resultados de tacs y resonancias magnéticas. El lugar perfecto para la fase experimental del estudio.
— ¿Qué dice, señorita Danderri?
— No tengo palabras — murmullo—. Es increíble.
— Bastante equipamiento está en este laboratorio, la fase más teórica ha quedado rezagada al laboratorio de Madrid — asiento, algo atontada—. Dele las gracias a su compañero, el señor Hudson — James —. Era el más interesado en que tuvieras el mejor equipo posible — aprieto los labios y asiento.
— Se lo agradeceré personalmente, doctor, muchas gracias — sonrío ligeramente, noto la vibración del móvil en el bolsillo de mi abrigo—. Si me disculpa, tengo que irme, estoy con la mudanza a vueltas aún.
— Perfecto, señorita...
— Irina, por favor, vamos a pasar mucho tiempo aquí— él asiente, extiendo la mano aunque no quiera ni tocarlo—. Nos vemos mañana para la presentación del equipo.
— Hasta mañana entonces — me aprieta la mano un momento.
Guardo las manos en la chaqueta y echo a andar hacia el exterior de la facultad. El aire fresco de enero me mueve el pelo, busco con la mirada el coche ya habitual en mis pequeños traslados en la ciudad catalana. Está aparcado en doble fila, observo desde aquí las gafas de sol que cubren los ojos del piloto.
— Buenas tardes— murmullo abriendo la puerta, observo el perfil del conductor y sonrío—, que seria estás — Hannah sonríe y se quita las gafas.
— Es que mañana tendré que madrugar más— sonrío mirándola.
— Piensa lo que te van a pagar por investigación y lo bien que va a quedar en tu currículum que has trabajado mano a mano conmigo.
— Otra vez — me ato el cinturón y asiento.
— Otra vez — sonrío repitiendo sus palabras, el cielo está de un azul precioso—. Debería estar lloviendo.
— No llames al mal tiempo, boba — río y niego, ella pone el intermitente hacia la izquierda y gira en esa dirección—. ¿Te han llegado las cosas de la casa? — asiento — ¿Y te has puesto a ordenar ya? — niego — Que raro en ti — asiento de nuevo.
— No he estado prácticamente en casa, he ido un poco de aquí para allá, he estado en Madrid gestionando el equipo de allá y me he pasado por San Sebastián para ver si ya habían recogido todo y devolver las llaves de la resi. Además de ver a unos amigos — ella asiente—. Además me ha llegado hace un rato la ultima tanda de cajas, me ha llamado el portero.
— ¿Y los muebles?
— Esos me los montaron la primera semana, el piso es precioso — sonrío, gira a la derecha para entrar en una calle enorme a la cual no pongo nombre aún—. Tiene muchísima luz, es maravilloso, en el salón hay una cristalera enorme y se ve el mar.
— Cuando nos encontramos en Manhattan sólo querías estar cerca del mar — sonríe, yo asiento—. Veo que es parte de tu esencia.
— En efecto, sí — aprieto los labios, veo el gran edificio frente a mi y suspiro notando una pequeña molestia en mi estómago—. Gracias por acercarme, Hannah — ella sonríe, echándose hacia atrás la larga cabellera pelirroja.
— Gracias a ti, por todo — sonrío asintiendo—. Me encanta poder quedarme en Barcelona un poco más.
— Todo el tiempo que quieras, ya sabes que donde esté, tienes un hueco siempre.
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Manhattan • Ansu Fati
FanfictionM | MANHATTAN (Dream Teen #3) "Tú y yo en la cama, pecado carnal. Fuera de voces, mentiras, susurros, deshonra y palabras. Llegó a mi vida me sana y se larga. Nada se queda para siempre si salva." o La historia de Ansu e Irina