Capítulo 2.

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— La ecuación de Dirac — cruzo una pierna sobre la otra escuchando al ponente—, la fórmula del amor — el chico sonríe encantador mirando hacia todo el público, hago un par de líneas en la hoja en blanco intentando ponerle atención —. Una mentira — algunos sueltan una carcajada, levanto la mirada fijándome en los ojos verdes del chico—, una gran mentira inventada por cuatro boomers en Facebook — frunzo el ceño levantando la mirada, francamente ha conseguido obtener toda mi atención—. Paul Adrien Maurice Dirac, físico matemático e ingeniero electrónico británico, fue el creador de esta ecuación que muchos catalogaron como la más bella de la física — chasquea la lengua y niega—. Schrödinger con el estado de su gato tenía tanta certeza como Dirac del amor — arrebata un par de risas del público, miro hacia los lados maravillada por su manera de sacar adelante la ponencia—. Esta ecuación junta las dos ideas más importantes de la ciencia — su voz sale dirigida hacia el público, señala con el láser la pantalla que tiene detrás de él—: la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad especial de Einstein — ladeo la cabeza, parte de mi pelo cae por encima de mi mejilla—. ¿Es posible comparar un sentimiento tan humano como es el amor con algo tan abstracto como el entrelazamiento cuántico? — suspiro mordiéndome el interior de la mejilla, aparto la mirada de él volviendo a prestar atención al papel—. El impacto continuo de un sistema incluso después de su separación. Según el Dr. Maarten Hoogerland, catedrático de física en la Universidad de Auckland y experto en el mundo cuántico, señaló que dicha ecuación esencialmente convierte la relatividad en física cuántica; él mismo calificó de extremadamente ridículo el intento de extrapolar este término al amor humano, diciendo que a pesar de no dudar de que el amor sea una fuerza real, no tiene nada que ver con la física — lo escucho suspirar con fuerza, levanto la mirada al ver cómo se atenúa la luz de la sala—. ¿Pero qué somos sino partículas cuánticas sostenidas por fuerzas que actúan sobre nosotros? — trago saliva asintiendo— Buenas tardes a todos, mi nombre es Hugo Olivares, y soy doctorado en física por la universidad de Leigh.

Una par de horas más tarde termina la ponencia del doctor Olivares, camino ensimismada, guardando mis notas en la carpeta que he llevado para la charla. Bajo las escaleras escuchando a Kilian y Helena comentar algo sobre las investigaciones del chico.

— Disculpa — levanto la cabeza al escuchar la voz grave que llevo oyendo toda tarde, me fijo de nuevo en esos ojos verdes que lograron mantenerme atenta todo el tiempo—, eres Irina, ¿verdad? — asiento, Helena alza las cejas y le hago un gesto para que se vayan con la cabeza— Encantado de conocerte, he leído tu tesis sobre el cultivo celular en el espacio — sonrío agachando la cabeza—, un hecho espectacular para tener dolo diecisiete años.

— Dieciocho, de hecho — levanto la mirada haciendo una ligera mucha—. Muchas gracias — extiendo la mano hacia él, la aprieta con fuerza—, es muy interesante tu ponencia, voy por la rama de la astrobiología, la física teórica nunca fue mi foco de atención, pero... — asiento, él me hace un gesto para que camine hasta su mesa.

— Me alegra que una mente como la tuya vez interesante algo banal — río negando—, lo siento, ¿demasiado elogio?

— Un poco, sí — río de nuevo, él recoge un par de papeles—. ¿Cómo se te ocurrió hacer este tipo de ponencias? Es bastante curioso enfocar a un público universitario y no universitario algo tan complejo como Schrödinger y a Dirac.

— Lo que dije al principio— tiene una sonrisa principesca, me fijo en ella cuando estira hacia mi una tarjeta blanca—, los boomers de Facebook tienen mucho que aprender sobre la física teórica, y más sobre que el amor no todo lo puede.

— Paz Padilla no estaría muy de acuerdo contigo — río aceptando la tarjeta, en la que veo que tiene su número y un email de contacto—. Gracias, pero no estoy en medio de ningún estudio ahora mismo, nada realmente interesante.

Manhattan • Ansu FatiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora