Recojo los platos de la mesa pequeña del salón, paro el capítulo de Breaking Bad y me levanto para meter los cacharros en el lavavajillas. Tarareo alguna canción que escuché en el coche de Hannah mientras coloco los platos. Pongo la pastilla en el sitio y cierro, busco con la mirada el teléfono pero no lo encuentro. Debería llamar a Bels.
Camino de nuevo al sofá y saco un libro sudokus de un cajón junto a mi agenda. Organizo un poco lo que tengo que hacer las próximas semanas: el viaje a Madrid del fin de semana, llamar a Gela, comer con Ansu mañana.
¿Cómo le habrá ido en el partido?
La ansiedad me llena por dentro, a pesar de haber hablado con él esta mañana, presiento que debería estar haciéndolo ahora mismo. Resoplo dejando el bolígrafo sobre la agenda y empiezo a buscar el teléfono.
¿Dónde demonios lo he dejado?
Suspiro y levanto unos cojines, no está aquí debajo. Los sofás son tan bajos que es imposible que el móvil se cuele por debajo de ellos. Me levanto del suelo para ver en la cocina, no está cerca de donde me he cocinado la cena.
Camino por el largo pasillo que hay al acabar la cocina en dirección a las habitaciones, que hay dos, un dormitorio y el estudio. Entro en el dormitorio primero, lo veo sobre la cama. Me siento en esta y lo desbloqueo, tengo varias llamadas perdidas de Eric. Frunzo el ceño, me fijo en la hora y solo ahora soy consciente de lo mucho que he estado incomunicada.
Pulso sobre el botón de llamada y dejo que suene la línea, escucho el sonido de la lluvia contra la cristalera. Aprieto los labios, espero que no haya tormenta.
El timbre me hace caminar con prisa hacia allí mientras escucho los pitidos. Abro la puerta en cuanto descuelgan la llamada. Me quedo paralizada viendo la imagen que tengo frente a mi, siento un nudo doloroso en la garganta. No soy capaz de moverme.
— Irina, ¿sabes algo de Ansu? — la voz de Eric me deja helada, más aún.
Mis ojos no se apartan de las muletas, ni de su pierna. Le había dicho que todo iba a ir bien. Trago saliva al verlo asentir con los ojos apagados, no brillan como siempre.
— Sí... — murmullo—, está conmigo.
— Me dejas más tranquilo, cuídalo.
— Sí... — cuelgo, me aparto a un lado y dejo el teléfono sobre cualquier sitio.
Va directo al sillón dónde se deja caer. Camino hacia él despacio, manteniendo las distancias, a esperas de que me diga algo. Lo miro estática, pensando en que hacer, o que decir.
— Sólo abrázame— asiento tragándome el nudo que tengo en la garganta.
Estira las piernas en la parte más larga del sofá, me recuesto a su lado y rodeo su torso. Apoyo la cabeza sobre su pecho y siento cómo me rodea con fuerza la cintura, aprieta. Escucho su respiración pesada sobre mi cabeza, siento sus labios pegados a mi cabeza.
— Ha pasado otra vez... — susurra, tiene la voz quebradiza, aún no rota del todo—. Otra vez, Irina, y ahora... — me trago las lágrimas que necesito echar, apoyo mis manos en su pecho y me yergo un poco.
— Para — susurro, acuno su rostro con mis manos—, ya tienes demasiado ahora mismo cómo para pensar en lo que viene después, ¿vale? — no asiente, no se mueve— No pasa nada, cariño — murmullo—. Vamos a buscar al mejor equipo, conozco a alguien que nos ayudará sin problema y... — veo rodar una pequeña lágrima por su mejilla, siento una presión dentro que es nueva, demasiado nueva y angustiante—. No llores, o sí, no sé, lo que creas conveniente— su risa suena apagada, pero ese pequeño sonido hace que sonría.
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Manhattan • Ansu Fati
FanfictionM | MANHATTAN (Dream Teen #3) "Tú y yo en la cama, pecado carnal. Fuera de voces, mentiras, susurros, deshonra y palabras. Llegó a mi vida me sana y se larga. Nada se queda para siempre si salva." o La historia de Ansu e Irina