Cap22: Nosotros y el pasado.

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Caracas estaba incómodo.

Incómodo nivel Miranda mirándolo mientras intentaba maquillarse.

O más, sí, probablemente más.

¿Hace cuánto toda esa gente no veía a su papá? Porque desde que cruzaron la puerta parecían haber visto un fantasma.

Venezuela se veía relajado, estaba hablando con Colombia bajito, parecía completamente ajeno a las miradas de los europeos y de USA.

Suspiró.

- Pa -. Murmuró, el mayor giró para verlo -. ¿Sabes cuándo termina esto?

Venezuela rodó los ojos, para después acariciarle el pelo -. Todavía falta, la ONU ni siquiera ha hablado.

Se inclinó molesto en la silla, sintiendo el uniforme picandole en los brazos y el pelo demasiado acomodado de repente.

Se giró hacia Moscú cuando la mirada del ruso empezó a ser incómoda.

Moscú le hizo señas con las manos que obviamente al principio no entendió -. Ah?

Sintió las mejillas calientes cuando notó que el estadounidense no solo estaba pendiente de todo lo que hacía su papá, si no también de él.

Moscú lo notó, parándose primero y al llegar a la puerta le hizo señas con la cabeza para que lo siguiera a lo que asintió.

- Pure, voy pa'l baño.

- Ajá.

- Vene

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- Vene.

Venezuela se giró hacia Perú, el otro pecoso apuntaba hacia la puerta, cuando giró vio el "baño" hacia el que iba su capital.

- Tan bello.

- Son cosas de venezolanos -. Dijo Puerto Rico -. No lo entenderíamos.

El caribeño rió cuando el mayor se acercó a pegarle en el brazo, siendo detenido por el argentino.

- Y tengo entendido -. Todos se acercaron a Paraguay con atención -. De que hay un gringo enamorado de un hijo de vene.

Todos rodaron los ojos al unísono.

- Repito, son cosas de venezolano, no lo entenderíamos.

- El peo aquí es -. Venezuela suspiró -. Que mis hijos son igual y hasta más brutos que yo.

México le palmeó el hombro -. Mira el lado bueno -. Dijo divertido -. Tantos años, y ninguno te ha superado.

- No estamos aquí para hablar de cuando era una puta, ahora soy un hombre casado -. Dijo indignado, aferrándose al brazo de Argentina.

- No sé qué hice pero no me estoy quejando.

Caracas regresó a su puesto unos minutos después, sonrojado y al parecer nervioso pero a Venezuela no le dio tiempo de burlarse.

Las aventuras de Caracas adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora