Cap10: Por qués

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- So -. Mérida se giró confundido, viendo fijamente al castaño detrás suyo -. ¿Tus hermanos y tú son muy unidos?

Ottawa se inclinó sobre el librero, viéndolo y, a lo que Mérida creía, esperando sacar un tema de conversación. Tres días leyendo juntos y era la primera vez que Ottawa hablaba sin hacerlo sentir tonto.

- Ah, sí. Mi papá nos crió así.

- Es raro que le digan papá -. El canadiense se miró las uñas, desinteresado -. Yo le digo Canadá a Canadá.

Mérida aguanto las ganas de reírse a lo que sonrió -. También le decimos mamá, parece niña.

Ésta vez el castaño aguantó la risa -. ¿Con qué moral hablas, lil girl?

- Deja de decirme así, mongólico.

- Tú y tus hermanos están locos, desde que llegaron you did Shanghái went mad (hicieron a Shanghái volverse loca) -. Mérida se giró a verlo fijamente, confundido.

- ¿Shanghái?

- Mh -. Afirmó.

El venezolano se quedó callado, procesando quién coño era Shanghái, pero su teléfono sonó.

- ¿Aló?

- Marico, ¿Dónde estás?

- Aragua, ¿qué pasó?

- No encontramos a Caracas -. Hubo silencio del otro lado de la línea -. Yo le dije a Amazonas que se fue a tirar pero tú sabes cómo es él.

- Voy pa'llá, voy a ver si lo veo en el camino.

- Dale.

Tranco, decidiendo si buscar a su hermano enfermo o quedarse ahí.

- ¿Vas a ver si lo ves? Eso no tiene nada de sentido.

- Sali'o, me voy, vale. Cuídate el dulce.

- Take care, see ya' tomorrow (Cuídate, nos vemos mañana) -. Ottawa le pellizcó el brazo a lo que se quejó.

- Sí, sí, tumorou. Tengo que buscar a mi hermano que tal vez esté muerto.

Ottawa le sonrió empujándolo fuera del pasillo donde estaban.

Cuando Carabobo entró al departamento, estaban casi todos sus hermanos gritando y peleando, unos empujandose, otros solo gritando y Bolivar sentado viéndolos pelear

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Cuando Carabobo entró al departamento, estaban casi todos sus hermanos gritando y peleando, unos empujandose, otros solo gritando y Bolivar sentado viéndolos pelear.

- ¿Qué pasó? -. Mérida apareció detrás de él molesto.

- ¿Qué voy a saber yo?

Ambos se encogieron de hombros confundidos.

- ¡Lo estabas cuidando, Aragua! -. Amazonas negó con la cabeza molesto.

- ¡¿Qué culpa tengo yo?! ¡No es mi culpa que le picara el culo y se fuera! ¡¿Qué iba a hacer!?

Las aventuras de Caracas adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora