El liceo no es tan malo si tienes un montón de mariquitos como hermanos que viven detrás de ti como una cuerda de jalabolas porque no tienen oficio.
→ Statehumans AU, modismos venezolanos obvi, humanización y modificación de un montón de vainas ahí...
— Te juro por dios y la virgen que no te estaba ignorando —. Caracas se cruzó de brazos, indignandose por la "falsa" acusación del ruso.
— No mientas.
— ¡Deja de decirme embustero!
Moscú suspiró, no teniendo ni la más mínima idea de qué decía el más bajo.
— Caracas, perdón por decirte mentiroso.
El caraqueño abrió un ojo, viéndolo.
— Te perdono, ahora me voy.
El ruso frunció el ceño, jalandolo a sentarse de nuevo —. Caracas, deja de jugar.
— ¡El único que está jugando eres tú! —. El castaño se le quedó viendo aún más confundido —. ¿¡Cuando coño me ibas a decir que tú y Shanghái tienen algo?!
— ¿Qué?
— ¡Sí! ¡Y no estoy celoso! ¡Yo no soy ninguna cuaima!
El venezolano siguió hablando cosas sin sentido, molestando al confuso moscovita en frente suyo. Moscú se rindió, sentándose a su lado, pasando un brazo por sus hombros y tapándole la boca con la mano.
— ¿Cómo sabes de Shanghái? —. Preguntó calmado antes de soltarlo.
— Ah, coño'e tu madre, ahora no te voy a decir un coño, ¿viste que eres sendo mentiroso?, mamalo.
Moscú le volvió a tapar la boca, a punto de perder la paciencia —. Responde la pregunta.
— Ok, tu noviesita me quiere matar —. Dijo de mala gana, evitando mirar al ruso a la cara —. No me importa que tengas novia o lo que sea, ese no es peo mio, pero que sepa sus límites, yo ni sé quién coño es.
— Shanghái no es mi novia.
— Deja la mariquera.
— Voy a hablar con ella.
Caracas se quedó callado, mirando hacia el piso.
— Caracas, di algo.
— ¿Te gusta Shanghái? —. Soltó de repente.
— ¿Qué?
— ¿Qui? —. Arremedo molesto —. Respóndeme, o ya no hablas español?
— No, no, agh —. Moscú se sintió tan confundido, con ganas de explicar absolutamente todo pero no sabía por qué —. Hey, ella y yo no somos nada, nunca.
Lo agarró por los hombros obligándolo a verlo a la cara —. ¿De pana?
— Sí, de pana.
Caracas rió, arruinando el ambiente serio del momento —. Ya pues, ni que fueras jevo mío o algo, lo que me molesta es que esa bicha loca se meta con nosotros.
— Perdón.
— Na, no es culpa tuya, no es tu peo que yo esté tan bueno.
Moscú rodó los ojos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.