Cap13: Shanghái

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Caracas y Ciudad de México observaban cuidadosamente a la asiática mientras fingían almorzar. La chica se veía tan falsa y, en palabras del venezolano, era una sifrina tuqui.

- No manches, wey -. Ciudad de México se ocultó detrás del vaso de coca cola -. ¿Por qué te metes en estos líos?

- Marico, a mí me encantan los peos pero créeme que en éste no me metí voluntariamente -. Pegó la frente contra la mesa, frustrado -. Tengo dos días evitando a Moscú.

- No estoy seguro de que esa sea la solución pero bueno.

- Es que si me alejo de él, ella deja de tener la atención en nosotros, es muy obvio.

- Ya, ¿Y vas a dejar que te quite el ligue así porque sí? No mames.

- No soy yo -. Puso la barbilla sobre sus mano, desviando su mirada hacia Anzoátegui y Sucre que comían en una mesa al fondo -. Es mi familia, me preocupa.

- ¿Es por lo de tu papá?

- No solo por eso, no quiero que se preocupe más, no necesita nuestros problemas, mex -. Suspiró -. No quiero que piense que no podemos vivir sin él, siempre se arrecha por eso.

- ¿Cómo le explicas a tu papá, que lo primero que te dijo fue que no te metieran en líos, que una loca te quiere matar porque te metiste con su ligue? -. El mexicano rió, acariciándole el cabello al más bajito.

- Ni siquiera sé si sí son algo o qué coño.

- En mi humilde opinión, en vez de alejarte de él, deberías hablarle y preguntarle.

- Tu humilde opinión no sirve.

Caracas se levantó para ir hacia sus hermanos, tratando de no llamar la atención.

- Ay, wey.

Lara caminaba desprevenida por los pasillos, con hambre y con sueño, la noche anterior no pudo dormir bien y, para la mala suerte de todos, le tocó a Yaracuy hacer el desayuno

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Lara caminaba desprevenida por los pasillos, con hambre y con sueño, la noche anterior no pudo dormir bien y, para la mala suerte de todos, le tocó a Yaracuy hacer el desayuno.

Y no es que su hermana cocinara mal, sino que, la de cabellos azabaches cocinaba mal cuando estaba de mal humor y en las mañanas siempre estaba de mal humor.

- H-Hola.

Se giró confundida al ver interrumpido su hilo de pensamientos, viendo a un rubio caminar a un lado de ella -. Eh, ¿Tú eres?

- Soy Berlín -. El chico le sonrió tímido, extendiendole un cartel -. El otro día hablé con tu hermano pero no me prestó mucha atención.

- ¿Club de teatro? -. La venezolana leyó confundida -. ¿Me ves cara de payasa?

El alemán alzó las cejas desesperado -. No, no, no. Estoy buscando gente para el club, solo eso.

- Cuida'o pues -. Guardó el cartel en su bolso, divertida -. Voy a pensarlo, eh. . .

Las aventuras de Caracas adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora