- Entonces -. Caracas carraspeo nervioso, mirando a la enfermera al lado suyo -. Voy a perder un pulmón.
- ¿Qué? No, eso no fue lo que dije.
- Ay, sí lo dijo, solo que en otras palabras.
- Dije que tal vez éste tratamiento no haga nada porque es para tos común.
- Y yo. . . Me estoy muriendo.
- Dios santo, Caracas, cállate'sa jeta, nojoda -. Bolivar le metió una cucharada de arroz en la boca, molesto -. ¿De dónde la agarraste?
- ¿Cómo que la agarre? -. Apretó el brazo del más alto con miedo -. ¿Es tuberculosis?
Bolivar lo miró con el ceño fruncido, aguantando las ganas de pegarle la cabeza contra la pared.
- Eh, no. No sé pega, creo -. La enfermera se subió el tapabocas, alejándose -. Es broma, no se pega, son como crisis de corrupción pero se presentan en ataques de tos continuos.
- Bien bello, pues.
- Usted dice que. . . ¿A todos nos va a pasar?
- Sí, tal vez no a todos. La corrupción se presenta en distintos síntomas, cualquier cosa solo vengan. Voy a hablar con OMS para investigar -. La enfermera anotó algo en la libreta -. Ya pueden irse.
Bolivar suspiró cansado, jalando a Caracas hasta sentarlo en la camilla -. Cuidado con el enfermo.
El más alto solo rodó los ojos, empujándolo por la espalda hasta pararlo.
- Vamos, vas a dormir.
Caracas sonrió, yéndose de lado de repente -. Tengo hambre.
- Ah no, yo no te voy a cocinar, ni que fuera mari'o tuyo.
El pelinegro lo miró triste apoyándose sobre su hombro -. Bolivar, yo te quiero, papi.
- Sí, papi. Casi me muero -. Caracas sollozó falsamente a través del teléfono.
- Pobresito mi bebé, ¿Ya te sientes mejor? ¿Y tus hermanos?
- Barinas kike me cocinó pero me siento mejor -. Revolvió la pasta con salsa que el más alto le había servido y que después le había metido en la boca ajuro -. Vargas está bien, anda por ahí quejándose.
- Voy a llamarlo, cuídate. Deja de joder a tus hermanos.
- Déjame ver si puedo.
Venezuela colgó después, a lo que se echó en la cama aburrido. Alguien tocando la puerta con fuerza interrumpió sus pensamientos. No era el único en el departamento así que decidió no abrir.
- ¡Caracas, te buscan!
- El coñisimo de su madre -. Se levantó quejándose, nunca podía tener un momento de paz.
ESTÁS LEYENDO
Las aventuras de Caracas adolescente.
AcakEl liceo no es tan malo si tienes un montón de mariquitos como hermanos que viven detrás de ti como una cuerda de jalabolas porque no tienen oficio. → Statehumans AU, modismos venezolanos obvi, humanización y modificación de un montón de vainas ahí...