Cap5: Marditos rusos

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Título Alternativo
Barinas y su bistec

— Entonces, aquí estudiaba mi apa —. Caracas suspiró cuando entró al salón de clases, a pesar de estar completamente renovado, se veía igual que el resto del colegio, anticuado —. Sí huele igual que él, a viejo.

— Le voy a decir que dijiste eso.

— Cállate, sapo —. Terminó de empujar a Bogota hacia adentro —. Yo le voy a decir al tuyo que dijiste que cocina feo.

— Yo nunca dije eso.

— Ahora sí lo dijiste, gafo.

Bogota solo rodó los ojos mientras era empujado por su primo hasta el final —. Estás ciego, no puedes ver desde aquí.

— Ajá, pero tú y mi panita México JR sí pueden —. Sonrió satisfecho —. ¿Qué clase de pupitre es éste?

— Es una mesa, nos sentamos todos juntos —. Lima les sonrió, sentándose a un lado de Bogota.

— Qué paja, nojoda —. Caracas se sentó por fin, con una mueca molesta —. Ahora voy a tener que convivir con ésta cuerda'e pajuos.

— Wey, te estamos escuchando —. CDMX se sentó al lado suyo —. No sé qué es pajuo pero suena ofensivo.

— Claro que no, mi amor. Significa que eres bello.

— ¿Enserio?

— No —. Santiago empujó a Buenos Aires hacia otra silla, sentándose en la última vacía —. ¿Eri tonto?

— Bueno, cállense, pues —. Caracas pegó la frente contra la mesa, le estaba dando sueño y tendría clases todo el día según el horario que Italia le había dado—. Epa, ¿Qué salón es éste?

— 37, creo yo —. Quito le rodeó los hombros con un brazo —. Qué hambre, vamos a comer.

— Me interesa.

— Tengo empanadas con culebra en el bolso, Guarico dijo que están calidad.

— Qué asco, weon.

— Es echando vaina, yo no como culebra, son con salchicha —. Después de unos segundos de silencio volvió a hablar —. Fuera'e chinazo.

— ¿En qué salón está tu hermano?

— Que dejes a Zulia en paz, quesuo.

— Buenos días.

Todos alzaron la cabeza hacia el frente del salón, España los veía con una mueca y detrás de él había alguien alto, con varios libros.

— Abue, tiempo sin verlo.

— Hola, no me acuerdo del nombre de ninguno de ustedes porque al parecer tengo demasiados nietos —. España suspiró —. Pero al parecer ustedes son solo capitales. Así que él es Moscú.

— Los rusos me dan miedo, boludo —. Susurra Buenos Aires.

— Cállate, ese de un empujón me devuelve pa' Venezuela.

— ¿Y qué hace él aquí? —. La Paz alzó la mano con una ceja alzada.

— Moscú es nuestro alumno ejemplar en la institución, lo traje para que él les de una charla motivacional.

Las aventuras de Caracas adolescente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora