I Get To Love You

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— Louis. —Harry resopló detrás del omega, quien lo ignoró mientras cortaba las zanahorias.

— Tengo un cuchillo y no tengo miedo de usarlo. —el de ojos azules gruñó enfadado, picando con el utensilio en la tabla de madera.

— Y tengo una voz alfa y no tengo miedo de usarla. —afirmó Harry, haciendo que Louis se girara para enfrentarlo, apuntándole con el cuchillo al pecho.

— No te atreverías. —dijo, arqueando su ceja bien dibujada.

— Claro que me atrevería... a bajar el cuchillo lentamente. —se quejó, sujetando la punta afilada para que no tocara la camiseta que llevaba puesta. — Vamos, omega, me estoy cansando.

— ¡He dicho que no! Mierda, vete... no sé... a cortar el césped. —puso los ojos en blanco, volviendo a picar las verduras.

— Iré por mi abrigo, en cinco minutos te quiero listo. —avisó, dándole la espalda a Louis.

Era primero de enero.

El Año Nuevo había sido increíble como lo imaginaron. Estuvieron en casa de Zayn donde gozaron de la vista privilegiada de los fuegos artificiales, brindaron y se besaron a media noche.

Fue hermoso.

Excepto que Louis no estaba tan bien. Harry lo sintió, obviamente, pero estaba esperando a que el omega viniera a buscarlo, y cuando no lo hizo, se molestó.

Desde Navidad, cuando se comprometieron, no se separaron para nada. Comían juntos, se bañaban, todo, solo que Louis no iba a la delegación por obvias razones, era el trabajo del alfa.

Pero quería ir.

Por otra parte, cuando Harry estaba lejos, el dolor de cabeza volvía, no es que no estuviera allí antes, simplemente Louis se distraía con la presencia de su prometido. Sin embargo, tenía un cachorro con una bocota que le contaba todo a su padre.

De hecho, Henry estaría castigado al volver de la casa de Zayn, donde rogó quedarse unos días de sus vacaciones. Louis se estaba muriendo por dentro, pero lo dejó ir.

En el fondo, sabía que había algo en él, tan solo no quería admitirlo, le parecía demasiado pronto y se sentía culpable.

Mirando sus cortas uñas frente al fregadero, el omega suspiró, inhalando un olor diferente cuando el alfa entró en la cocina.

— ¿Vamos? —Harry arqueó la ceja con seriedad. Llevaba tres días pidiéndole a Louis que fuera a un médico, pero se negaba.

— Ya te he dado mi respuesta. No. —refunfuñó, moviendo la punta de su nariz con fastidio. — ¿Qué es ese horrible olor? ¿Usaste perfume?

— ¿Sí? —dijo Harry, confundido.

— Tíralo, es horrible. —se quejó, volviendo a cortar las zanahorias.

— Me lo regalaste. —bufó, dirigiéndose de nuevo a la sala donde cogió una chaqueta para Louis. Regresó a la cocina y atrapó al omega por la espalda, quien dejó caer el cuchillo, gruñendo en los brazos del alfa.

— ¡Suéltame, troglodita! ¡No iré! —gritó ahogadamente, apoyando los pies en el marco de la puerta, impidiendo que Harry saliera con él en brazos.

— Louis, ¡pareces un niño haciendo una rabieta! ¡Para, omega! ¡Te vas a hacer daño! —gruñó, tirando de lado para salir. Dio una patada a la puerta con rabia y se dirigió al coche.

Con dificultad, consiguió abrir la puerta del auto y asegurar a Louis en el asiento del copiloto. El omega gruñó con los colmillos expuestos cuando se le abrochó el cinturón, pero Harry lo ignoró, ocupando su lugar en el asiento del conductor.

Five Years After You || L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora