Ni siquiera los rayos de sol en Londres cambiarían el humor del alfa en ese instante. Furioso, Harry se chocó con Liam a la salida de la escuela, y luego fue calmado por el oficial.
Las palabras de Payne le sirvieron como consuelo, pero necesitaba respirar. Así que después de que le hayan dado un descanso del trabajo, Harry se encontró sin rumbo una vez más.
Caminando por la ciudad, se martirizó por las palabras pronunciadas contra el omega. Era la primera vez que se veían, que sabían que estaban vivos, y él había actuado de forma tan primitiva.
Un cavernícola.
Siempre había sido cariñoso y atento con Louis, e incluso si el reencuentro no había sido uno de los mejores, no debería haberle faltado el respeto.
Había ofendido a la madre de su hijo, su omega.
Louis sobrevivió por sí mismo y por el cachorro que ambos tenían. Harry se quedó aturdido, herido por las circunstancias y la discusión. Cuando estuvo calmado, recordó los últimos días con Louis, el olor débil y dulce exudando del omega, ¿cómo pudo negar sus instintos? ¿Ahora todo estaba perdido?
Harry tenía un hermoso y saludable cachorro, tan tierno y parecido a su alma gemela. Una buena sensación desbordaba del alfa, pero por otro lado temía haberlo arruinado todo en pocos minutos.
Asustó a su hijo y le faltó el respeto a Louis, a su familia.
Era un idiota, ¿no?
— Necesito un café sin azúcar, por favor. —pidió, sentándose en los taburetes del mostrador de la cafetería. Analizó discretamente al trabajador, por el tamaño, se dio cuenta que era un alfa. — ¿Tiene cachorros? —preguntó.
— Sí, ¿padre primerizo? —Joe, el empleado, habló.
— Sí...—Harry parpadeó. —Sí. —sonrió torpemente, agarrando la taza de café.
— Mi omega me puso los pelos de punta en el primer embarazo, fueron gemelos, parecía que era yo quien iba a parir —el hombre sonrió por el recuerdo. — Lo hará bien. Su café, señor.
— Gracias. —respondió, pensando en que no había participado en nada. Bebió el café, tan amargo como su interior en aquel momento, pagó y se fue, caminando hacia la plaza central.
Sentado en un banco desgastado, vio a unos niños jugando en la caja de arena. Formó una pequeña sonrisa, no todo estaba perdido, ¿verdad? Su cachorro todavía era pequeño, aún podrían crear lazos y vivir muchas cosas.
Podría ser el padre que deseaba cuando era joven.
Era padre, solo que no estuvo presente.
Y necesitaba cambiar eso, sin más lamentos ni aullidos solitarios, ya tenía alguien por quien luchar. Quería que su cachorro lo necesitara de la misma forma en la que Harry quería estar ahí para él.
Decidido, se levantó y siguió el camino a la biblioteca municipal. Con una canasta en la mano, eligió libros sobre paternidad, cómo conquistar un omega, marcas de media raza 'mitos y verdades' y por supuesto, el libro más importante: cláusulas aún vigentes sobre las leyes de los lobos.
Harry era consciente que las cosas habían cambiado y que no todo se podía resolver como en el tiempo de las cavernas, con peleas y cosas por el estilo, pero podría arrancar un pedacito del alfa que marcó a su omega, ¿no?
Alquilando los libros, eligió iniciar su aprendizaje en la propia biblioteca. Libre de trabajo, se sentó solo, extendiendo los libros sobre la mesa de madera.
Papá primerizo.
Hojeó el libro durante horas, sin darse cuenta de lo tranquilo y entusiasmado que estaba su lobo ante la idea de tener un cachorro. En teoría, Harry aprendió a cambiar pañales leyendo un libro, aunque su cachorro ya era grande, la información podría ser útil. También leyó sobre cómo lidiar con reacciones alérgicas, peleas en la escuela y colmillos.
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Five Years After You || L.S
Fiksi PenggemarAmantes desde la infancia, Louis y Harry son jóvenes lobos enamorados, pero cuando son convocados por el ejército, Styles parte hacia la guerra contra los media raza, quienes luchan en busca del poder de Inglaterra, dejando atrás a su omega sin una...