— ¡Alex! ¡No gruñas así! —Henry se quejó con la mano sobre su oreja. — 'Arry, haz que se detenga. —resopló, abrazándose a la pierna de su padre.
— Alex, no puedes gruñir así a la gente, es una falta de respeto, ¿entiendes? —el alfa acarició los rizos del pequeño mientras este asentía, disculpándose con Henry con un beso en la mejilla.
Fue el turno de Harry de contener un gruñido.
— Muy bien, muy bien. ¡Sin besos! Vamos a jugar. —dijo, mostrando los tickets comprados a los niños.
— ¡Carrusel! —gritaron al unísono, riéndose mientras caminaban hacia el juego.
Sería una larga tarde.
Harry ayudó a los cachorros a subirse a los caballitos, siguiendo el recorrido del juego mecánico, atento a los sonrientes niños.
Odiaba realmente caminar en círculos, pero los cachorros lo llamaban todo el tiempo, queriendo que prestara atención a las zarandeadas.
En la cola de la mini montaña rusa, los niños charlaban entre sí mientras tomaban sus refrescos, olvidando la existencia del alfa con las palomitas de maíz en la mano.
— ¿Son tuyos? —dijo un omega de cabello castaño, haciendo que Harry lo mirara con las cejas juntas.
— ¿Las bolsas de palomitas? —preguntó confundido, caminando cuando la cola avanzó, y con el chico detrás de él.
— No, alfa. —negó con una sonrisa, una bonita sonrisa. — Los cachorros. ¿Los cachorros son tuyos?
— Oh, lo siento. El omega sí, el pequeño alfa es de un amigo. Me convertí en niñero por el celo de sus padres. —sonrió sin mostrar los dientes, pronto los cachorros se voltearon hacia él.
— ¿Puedes sostenerlos? ¡Es nuestro turno! —dijo Alex, empujándole los refrescos.
Asintió con la cabeza, sujetándolos con una mano y con la otra, las palomitas.
— Jamie, ve con ellos, así no estarás sola. —dijo el castaño, empujando a una pequeña omega por los hombros.
La cachorra asintió, siguiendo a los niños.
Henry gruñó cuando Alex tocó el cabello de la chica, halagando sus hebras castañas. De mala gana, el cachorro se quedó mirando a Harry con los brazos cruzados, ya sentado sobre el juego.
— Creo que alguien está celoso. —el alfa sonrió, y su hijo le devolvió la sonrisa con un movimiento de cabeza.
— Es tan lindo... ¿Estás con su mamá? No hueles como un alfa enlazado. —dijo el omega con cautela, parpadeando sus ojos azules hacia Harry.
Eran unos ojos preciosos, pero les faltaba algo. Tal vez pequeñas arrugas en las esquinas, o sutiles bolsas debajo de ellos.
— No. —fue todo lo que dijo Harry, regresando a mirar el juego en movimiento.
— Lo siento, no quería ofenderte ni parecer invasivo. —suspiró. — Maldita sea, Brandon.
— No me siento ofendido, no te preocupes. —Harry intentó sonreír, volteándose para mirar a los niños que gritaban en el cochecito. — La niña tiene buenos pulmones, ¿es tuya? —dijo simpático, alimentando la sonrisa del omega que negaba lentamente.
— Es mi sobrina. No tengo cachorros... Ni siquiera un alfa. —se encogió de hombros, mirando hacia Harry, quien asintió relamiéndose sus labios secos.
— Bien. —susurró, y pronto fue agraciado por la presencia de los niños corriendo a su alrededor.
— ¡Barco vikingo! ¡Barco vikingo! —los tres cachorros gritaron, haciendo que Harry riera mareado mientras los seguía con la mirada.
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Five Years After You || L.S
FanfictionAmantes desde la infancia, Louis y Harry son jóvenes lobos enamorados, pero cuando son convocados por el ejército, Styles parte hacia la guerra contra los media raza, quienes luchan en busca del poder de Inglaterra, dejando atrás a su omega sin una...