Capítulo 2: Tras la lluvia

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Para su suerte, las gotas caídas solamente conformaban una mera llovizna, cosa que probablemente cesaría un rato después y si aún había sol cuando se despejasen las gruesas nubes, los pequeños no pillarían un resfriado por el clima. Lo preocupante pasó a ser el paisaje luego de que caminasen una determinada distancia. Kaito y Shuichi, al haber ido alguna que otra vez de viaje con sus difuntos padres, recordaban que aquellas zonas eran habitadas por campesinos, personas que proporcionaban materias primas y alimentos a las ciudades cercanas a cambio de dinero para su sustento, pero solo veían grandes cúmulos de ceniza mojada, hierbas chamuscadas y árboles muertos. El olor a carne quemada aún inundaba la zona, probablemente pertenecía a cuerpos calcinados de animales de granja, y tal vez también a sus propietarios. Sin dudas era un paisaje que a nadie le resultaba grato de ver.

___ dejó a los pequeños bajo las ruinas de una de aquellas viviendas en mal estado, al menos no se estaban mojando de más y no parecía que se fuese a caer más techo del que había perecido ante las previas llamas que lo arrasaron. Al cabo de un largo rato, la lluvia cesó, pero las nubes seguían cubriendo el cielo y las brisas continuaban helando sus pieles al haber estado a la merced de la llovizna mucho antes. La peli___ les dijo a ambos menores que esperasen allí mientras ella buscaba alguna que otra rama que con suerte pudiese usar para hacer algunas llamas y lograr que entrasen en calor, por su parte, Kaito se puso a explorar las ruinas como si fuese lo más interesante del mundo y Shuichi solo le seguía los pasos para que no hiciera alguna idiotez y saliera herido por cualquier cosa.

Había muchas casas y granjas en el mismo estado por toda la zona y en las parcelas de tierra que antes se usaban para cultivar ahora solo había cenizas y tierra muerta. Pudo ver cadáveres de animales dispersos por el lugar, ni siquiera las inocentes criaturas se habían salvado de la crueldad del enemigo al llegar a aquellos lares. Despejó su mente de las imágenes que esta le estaba produciendo a causa de lo que veía y retomó su labor de buscar madera útil para hacer la pequeña fogata, además, debía hallar también cierto tipo de rocas que ayudasen a producir las chicas, si no era el caso de que pudiese hallarlas, debía al menos encontrar lianas y una rama arqueada para aplicar un método más primitivo con el fin de obtener la fricción necesaria para prender las llamas sobre un tronco seco y algo de serrín. Percibió un aroma diferente en el aire, aunque era relativamente más agradable que el de las cenizas y la carne y madera quemadas. Más adelante había un pequeño claro lleno de flores silvestres, cerca había un letrero chamuscado, supuso que sería del nombre que los lugareños le habían dado al sitio, aunque este estaba, literalmente, destrozado y solo quedaba una vara y pequeños trozos de la tabla que antes debió llevar el nombre.

No creía que hubiese mucho que ver por allí, no había un bosque cerca ni más casas que inspeccionar, así que se decantó por volver sobre sus pasos. Las aves comenzaban a cantar de nuevo conforme salían los rayos del sol una vez más, poco a poco y en escasas cantidades, para ese punto la madera podría secarse lo suficiente y no tendría que volver a recorrer los alrededores. Casi llegaba a aquella pequeña casa en ruinas donde supuestamente Shuichi y Kaito debían estarle esperando, cuando sintió leves dolores de cabeza. Se detuvo por unos instantes en los cuales el dolor solo se agravó y seguido de ello, su visión comenzó a tornarse borrosa. Sentía su cuerpo pesado, no era capaz de moverse. La voz de uno de los niños le sacó del trance de estupefacción al que le había sometido su estado.

-___, ¿estás bien? Te ves algo pálida… _cuestionó el de ojos ambarinos_

-¿Qué le pasó a tus manos? _cuestionó el pelimagenta al llegar con ambos luego de ver que la peli___ había regresado. Ante la pregunta y con cierta confusión, ___ hizo un esfuerzo por levantar una de sus manos y observarla entrecerrando los ojos al necesitar más enfoque en su visión. Las venas de sus manos estaban muy definidas y de un color morado que no indicaba nada bueno, lo mismo fue pasando con el resto de sus brazos, piernas y hasta su rostro. ¿Qué le estaba pasando?_

-¿Ingeriste algo venenoso? _cuestionó Shuichi aún más preocupado de lo que pudo estar antes, viendo como poco después la fémina no podía siquiera mantenerse en pie, aunque susurró una negativa ante sus palabras. Poco después su visión ennegreció por completo y las voces de ambos niños se oyeron demasiado distantes_

(…)

Abrió los ojos con notable confusión, sentía que su cabeza dolía levemente y no dejaba de temblar por algún motivo desconocido, pues frío era lo que menos hacía. Se encontraba tendida bajo la sombra de un árbol a un lado del camino. Cierto, ella estaba llevando a los pequeños Shuichi y Kaito con la familia real después de que sus padres fallecieran en un ataque enemigo a la ciudad, ¿cómo pudo olvidarlo? Halló a uno de los anteriormente mencionados cerca, mientras observaba con curiosidad una flor, en cambio, el otro estaba relativamente lejos y se acercaba corriendo con suma alegría en el rostro. Se podía escuchar que gritaba algo a su hermano, pero al estar ella mucho más lejos, no escuchaba con claridad lo que decía. Pudo ver como el pelimagenta, que era quien se acercaba corriendo, tropezaba ridículamente y caía de cara al suelo, pero luego se levantó y limpió de su ropa las briznas de hierba que se pudieron haber pegado con la caída.

-Por Dios… _susurró el pequeño mientras se alejaba de la flor para ir al encuentro en su hermano que ya estaba más cerca_ ¡Kaito, ya te dije que no puedes alejarte tanto! _gritó uno de los pequeños a su hermano, quien le replicaba desde lejos, por lo que no era muy entendible lo que decía_

-¡Olvida eso, Shuichi, escúchame, vi un pájaro así de grande! _dijo el segundo infante una vez estuvo más cerca. Sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo, sentía como si ya supiera de antemano, pero, aunque trataba de hacer memoria al respecto, solo recordaba haber dejado la ciudad en compañía de ambos menores y haber quedado allí tras conseguir algo de alimento para ambos y de revisar la zona mientras ellos dormían justo en el lugar donde ella estaba situada en esos instantes_

-¿Y tenías que ir detrás de él? No deberías hacer eso, parece que pronto va a llover. ¿Y si te pasa algo? _cuestionó ahora el menor con notoria preocupación, realmente sentía que ya había escuchado las mismas palabras antes, pero no recordaba nada de ello_

-Ya, ya, ya entendí. Tú siempre igual… _se quejó el pelimagenta mientras se situaba al lado de su hermano, quedándose mirando a la peli___ al notar que esta estaba despierta y miraba al suelo como si fuese lo más interesante del mundo_ ¿___? ¿Estás bien?

Step by Step [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora