Capítulo 10: Esporas como nieve

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-___... ___... _llamó gentilmente una voz temblorosa. Leves sacudidas le sacaron de su sueño. ¿Se había quedado dormida mientras estudiaba de nuevo? Dejó salir un pequeño bostezo mientras se incorporaba. Había quedado tendida sobre un grueso libro de páginas algo gastadas, cuya esta abarcaba muchísimas plantas medicinales de las más variadas regiones, formas, tamaños, colores y demás características por las que podría identificarlas. Su espalda dolía un poco por la postura incómoda y sus ojos no lograban adaptarse aún a la luz del día_

-Oh, abuela... Me he vuelto a quedar dormida... _se lamentó mientras frotaba uno de sus ojos y escuchaba las risas de la mayor. Su mirada, una vez sus sentidos se activaron nuevamente, fue a parar a las manos de la anciana. Sostenía una cesta en cuyo interior llevaba frascos de medicina_ ¿Saldrás de nuevo?

-Este es un encargo importante. Puedo confiar en que llevarás las medicinas a tiempo a nuestra paciente, ¿verdad?

-Por supuesto, cuenta con ello. ¿Tardarás mucho? _preguntó, recibiendo un asentimiento por respuesta_ Entonces también me encargaré de las compras de paso.

-Eres tan responsable. Me alegra tener una nieta tan atenta.

-Es lo menos que puedo hacer...

La anciana no tardó mucho más en partir, llevándose al pequeño con ella. El niño nunca perdía la oportunidad de recorrer la ciudad con su abuela o con su querida hermana siempre que podía. ___ permaneció en la casa, sola. Barrió el suelo, recogió los libros y útiles esparcidos por los rincones, removió algunas telarañas y organizó todo hasta dejar la casa impecable. Era su forma de pasar el rato, pues si se ponía a leer volvería a quedarse dormida o se le pasaría la hora de llevar el encargo. Se disponía a lavar la ropa cuando escuchó a alguien gritar en la calle. Se apresuró a asomarse por una de las ventanitas de cristal que daban a la parte frontal, avistando a un hombre que pedía ayuda desesperadamente mientras llevaba a una niña en sus brazos. Mucha gente se reunió a escuchar su historia, ella no fue la excepción.

Para cuando se acercó, pudo ver bien de cerca qué ocurría: aquellas feas manchas eran visibles en la piel de la pequeña. Inmediatamente preguntó cómo había obtenido aquella enfermedad la menor, el sujeto le miró de arriba abajo, pero no tardó en contar detalles cuando escuchó murmuros referentes a la peli___. Ella era tan buena curandera como lo era su abuela y muchos podían dar testimonio de ello.

-Nosotros vivimos en una de las casas cercanas al bosque. Soy leñador, me gano la vida así. Mi hija siempre suele ir conmigo y recorrer el bosque hasta el atardecer, cuando regresamos a casa. Ayer tardó más de lo normal cuando le llamé avisando que debíamos irnos, la encontré tirada en el suelo, retorciéndose ante la falta de aire y tosiendo frenéticamente. Estaba pálida como la nieve y sudaba frío. Hasta ayer la teníamos en casa, pero no contamos con alguna medicina eficaz, así que corrí aquí lo más rápido que pude. _explicó a la carrera y sin reparar en detalles. Poco después se acercó a la peli___, quien escuchó todo atentamente y se mostró confundida_ ¿Puede hacer algo por ella? Por favor, pagaré lo que haga falta si es dinero lo que pides. Haré cualquier favor a cambio, pero ayude a mi hija, se lo ruego.

-Bueno, por ahora le ruego yo que se calme. Un caso similar ha aparecido en nuestro pueblo y actualmente recibe tratamiento. No obstante, debo advertirle que ni siquiera mi abuela o yo hemos podido dar con la causa de esta enfermedad tan extraña, solo detenemos su progreso mientras buscamos por una cura. Le daré la medicación de la que disponemos, mientras tanto, le pediré que tome asiento y me responda algunas preguntas que necesito hacerle. _habló la fémina notoriamente calmada, transmitiendo su serenidad al desconsolado padre_

Cedió paso a los dos visitantes y recostó a la pequeña en la cama para pacientes en una pequeña habitación. Le suministró el medicamento bajo la atenta mirada del padre. Minutos después la niña respiraba con normalidad y sudaba muchísimo menos, pero el color no regresaba a su rostro. Ofreciéndole una taza de té para aliviarle los nervios, ___ pidió al adulto más detalles del incidente, pues no podía relacionar de ninguna manera el caso de su hija con el de la madre de la señorita del pueblo.

Step by Step [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora