Capítulo 16: Contrarreloj

198 29 5
                                    

-___... ___, ¿estás bien? _escuchaba la voz distante de alguien llamarle. Poco a poco abrió sus ojos, adaptándose a la luz que incidió sobre ellos, cegándola por unos instantes. Delante suyo se encontraba el médico real, Korekiyo, quien le miraba con cierta preocupación_

-Ah... ¿Qué ha pasado? _cuestionó, sintiendo un leve dolor de cabeza_

-No me sorprende que estés confundida después de semejante golpe. ¿A quién de le puede ocurrir llevar tantos libros encima sin poder ver por dónde va? Has tropezado irremediablemente y tu cabeza fue a dar con una de las estanterías. Quedaste sin conocimiento casi al instante.

-Nadie está exento de la torpeza, según dice mi abuela... ¿Qué estaba haciendo?

-Acababas de decirme que fuera a alertar a la reina del descubrimiento del veneno, no pasó mucho desde que abrí la puerta dispuesto a salir cuando tropezaste y regresé para ayudarte a recuperar el conocimiento.

-Ah... Sí, ahora que lo dices, empiezo a recordarlo...

-En ese caso, creo que iré a informar a la reina mientras te recompones. Aconsejo que luego busquemos por un antídoto. No tenemos mucho tiempo, no sabemos cómo actúa este veneno ni cómo contrarrestarlo.

-En realidad, Kiyo... _dijo la peli___, deteniendo al mencionado justo cuando se disponía a marcharse_ Creo que será mejor no avisar de nada.

-¿A qué viene eso ahora?

-Cundiría el pánico al saber que hay alguien actuando contra la familia real dentro de sus aposentos. Además, si ponemos a este personaje en guardia, probablemente no podamos atraparle y la cosa se nos saldría de las manos... _explicó, Kiyo se lo pensó por unos momentos antes de darle la razón con un asentimiento. Estuvo a punto de decir algo cuando unos toques en la puerta llamaron la atención de ambos. Kiyo abrió inmediatamente, el consejero real, en compañía de la reina, entraron en la sala_

-Alteza... _saludaron ambos con una cordial reverencia_

-¿Alguna novedad? No creo soportar más esta situación... Y mi hijo no hace más que empeorar.

-¿Empeorar?

-Lo he dejado bajo la custodia de mis más leales guardias y he ido a tomar un descanso, lo cierto es que la noche sin conciliar el sueño me sentó mal... Hace pocos minutos uno de los guardias ha venido a informar que mi hijo se encuentra peor y parece estar delirando. Tiene una fiebre terrible y no para de quejarse entre incoherencias.

No hizo falta más palabras para que tanto ___ como Kiyo acudiesen de inmediato a la habitación del príncipe. El susodicho respiraba con dificultad, gotas de sudor descendían por su rostro enrojecido por la temperatura. Kiyo se apresuró a examinarle, avisando que la fiebre era demasiado alta y debían calmarla antes de que fuese a peores. Mientras el médico real corría a por medicinas para controlar la situación, ___ examinó por su cuenta al dehebras moradas. Ella no buscaba medir su fiebre o algo similar, sino que quería saber de qué forma le era suministrado el veneno para así tener una vaga idea de qué podría ser, pero no halló nada. Ni un corte, pinchazo o restos del mismo en la comisura de sus labios. ¿Cómo demonios le estaba introduciendo el veneno entonces? Kiyo no tardó demasiado en regresar y ejerció su trabajo como el néeico real que era, pero por mucho que logró calmar la fiebre tras una media hora de espera, avisó que la medicina no estaba teniendo el efecto que usualmente debía mostrar.

-Solo será cuestión de tiempo antes de que el veneno vuelva a afectarle. ¿Tienes alguna idea de lo que puede ser?

-Si supiera cómo lo suministran a lo mejor podría saberlo, pero no he encontrado ningún tipo de rastro o herida en su cuerpo.

-¿Qué sugiere esto?

-A lo mejor se lo hacen llegar mediante alimento o bebida, o probablemente se trate de uno que pueda pasar desapercibido fácilmente.

-Eso nos complica demasiado las cosas. En todo caso, todos en el palacio son sospechosos de causar esta situación.

-Lo preocupante es que ocurrió con el príncipe bajo custodia de los mejores guardias.

-Crees que el culpable pudo esconderse en la habitación y esperar a que iniciara la conmoción para escabullirse fuera.

-Es muy probable. Con la reina agotada y en este estado de estrés un detalle como ese pasa desapercibido sin el más mínimo esfuerzo. No tenemos forma de saber quién pudo hacerlo.

-Sería bueno preguntar quiénes entraron en la habitación o quienes rondaron las cercanías.

-Levantaría sospechas, Kiyo. Si por un casual damos con el culpable y se las arregla para crear alguna excusa demasiado convincente le pondremos en guardia y– _su palabras se vieron interrumpidas por la entrada del mismísimo rey, quien apenas se enteraba de la situación_

-Korekiyo, ¿ha habido algún avance? Apenas acabo de regresar de una reunión importante y lo primero que escucho es que mi hijo se debate entre la vida y la muerte. Confío en que no escatiman en esfuerzos para vencer esta situación.

-Así es, alteza. Hacemos todo lo posible y me complace decirle que ya tenemos alguna luz sobre el asunto. Seguiremos trabajando sin descanso hasta dar.con la solución. _aseguró Kiyo, cuyas palabras parecieron aliviar meramente al rey, pero su rostro seguía pálido por el estrés_

No pasó mucho antes de que el rey se retirase y dejase a aquellos dos seguir con sus divagaciones. Cada segundo que pasaba era valioso en semejante situación, pero ¿qué podían hacer? No se les ocurría nada útil en tal estado de conmoción. Saber que todo dependía de ambos era una carga enorme y un gran obstáculo para pensar en algo factible.

-Será mejor que volvamos a hacer algunas pruebas _habló ___, rompiendo el silencio en el que se había sumido la habitación. Kiyo le miró, notablemente confundido_

-¿Una vez más?

-Tengo el presentimiento de que nos hemos dejado algunas pistas importantes sin tocar. Hasta una gota de sangre puede representar una fuente de información invaluable para cualquier situación. _aseguró, el de.orbes ambarinos asintió y pusieron rumbo al laboratorio una vez más. Lo sorprendente fue que, al llegar, se encontraron con el lugar revuelto. Los libros esparcidos por el suelo, hojas y manuscritos desparramados y algunos hasta rasgados. Los frascos de químicos rotos y su contenido salpicando el suelo y las hojas de los materiales_ ¿Qué ha pasado aquí...?

Step by Step [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora