Capítulo 28: Mala noche.

204 31 6
                                    

Los nobles estaban de fiesta nuevamente. Las luces nocturnas cuya iluminación sobresalía por encima de aquellos muros daba a entender la situación. Era un tanto molesto escuchar la música a tales horas de la noche, pero nadie podía quejarse al respecto. Estaban celebrando el inicio de la nueva vida de dos personas en compañía mutua. Si las costumbres no habían cambiado, pronto en la franja media también estarían de fiesta debido al desfile que harían para conmemorar a la feliz pareja. En los barrios bajos nunca hubiese podido presenciarlo, pero se suponía que estarían de fiesta por dos días y tres noches. Eso significaba que no podría estudiar tranquilamente. Ver a nombres y plebeyos de clase media juntos no era extraño, menos en fiestas, pero la cosa cambiaba cuando los nobles resultaban ser un incordio para las chicas. ___ se encontraba hablando con su amiga, la primera y única que tenía desde su llegada a su acogedor hogar en la franja media. Su nombre era Himiko. Era realmente vaga. Su cabello era rojo, lacio, perfectamente cortado sobre sus hombros, sus ojos también eran del mismo color, su piel aperlada denotaba que no era de salir mucho de casa. Con su madre, atendía una tienda de artesanías que su padre y sus amigos hacían cada día. Era una tienda realmente popular, ___ y ella se habían conocido por un casual mientras ambas regresaban de hacer las compras. Chocaron y tiraron todo lo que compraron, lo que terminó mezclándose, luego ambas tuvieron que correr fuera de sus casas para remediar el error, grande fue su sorpresa al ver que vivían una frente a la otra.

-Nyeh... ¿Por qué tienen que hacer un desfile? Los que celebran son los nobles, no nosotros... _se quejó perezosamente la pelirroja_

-No hay remedio, Himiko. Las costumbres son las costumbres. No queremos tener al consejo real gritando anuncios y poniendo leyes... _dijo la peli___, suspirando pesadamente luego_

-Qué muermo... Otra vez a soportar a esos viejos pervertidos.

-Ni digas eso en alto o nos echarán la bronca.

-Es lo que son. Hacen que se me revuelva el estómago. Con sus insinuaciones y sus cumplidos falsos. _dijo la de hebras rojizas, dejabd salir una exclamación de asco luego de sus palabras. ___ rió de su expresión_

-Tal vez podamos mantenernos alejadas.

-Eso espero.

Pero sus plegarias no fueron escuchadas por las deidades que podían estar en los dominios del cielo. Aquella noche iniciaron las celebraciones. Las calles eran un bullicio total entre gente ebria y personajes hiperactivos. ___ y Himiko se encontraban hablando con algunas conocidas, ellas tampoco parecían estar muy felices con las fiestas, y estaban planificando escaquearse ni bien tuviesen a oportunidad, desgraciadamente, ellas llamaban bastante la atención. Primeramente por ser conocidas por los habitantes de aquellas calles que les invitaban a bailar y les silbaban y hacían cumplidos mientras les miraban atrevidamente. Ellas les miraban realmente mal, luego llegó la peor parte cuando algunos nobles ebrios intentaban pasarse de listos.

-Para ser una plebeya eres bastante atractiva... _dijo uno de los susodichos mientras se acercaba a una de las chicas del grupo, que retrocedió considerablemente_ Bueno... Todas lo son... ¿Qué les parece si mis amigos y yo les invitamos a unas copas? _propuso, dejando salir una risa realmente desagradable después. El olor a alcohol que desprendía era sumamente insoportable, ___ retrocedió considerablemente. No por el olor del alcohol, sino por el hecho de que era un noble, persona que no soportaba. Desgraciadamente, en su retroceso, chocó con alguien_

-Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí? _habló aquella persona a sus espaldas. Inmediatamente se dio la vuelta, era un chico, más o menos de su edad, tal vez uno o dos años mayor. Su vestimenta denotaba perfectamente su clase social, aunque no parecía estar ebrio como el otro personaje que tenía en frente. Tenía un rostro definido, delicado y agradable, pero no le resultaba igual la mirada que le dirigía, la cual viajó sin vergüenza de sus ojos a su cuerpo_ ¿Te apetece bailar, pequeña?

-No, gracias... _se negó rápidamente, queriendo alejarse, pero él no lo permitió. Tomó su muñeca con algo de fuerza, impidiendo que de alejara_ Suélteme, por favor.

-Vamos, no seas tímida.

-No lo soy... Solo no me apetece.

-Pues para mí te vez realmente apetecible. _dijo, ella sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo e intentó zafarse de su agarre_ Dime, ¿no te gustaría venir conmigo?

-¿Disculpe?

-Aunque seas una plebeya más puedo hacer una excepción. Tienes un rostro bello, nadie dudaría que fueses una damita bien portada. _musitó, llevó su mano libre a su mentón, se tornó pensativo_ Un vestido agraciado y un peinado decente te harán ver como una perfecta noble.

-N-No entiendo su punto... Suélteme de una vez _pidió nuevamente, pero el chico hizo caso omiso_

-Deberías sentirte honrada. No hay muchos nobles que quieran tener a una plebeya por esposa.

-¿Esposa? Perdone, pero no tengo interés en casarme con usted ni con ningún otro.

-No creo que tengas derecho a negarte dada tu clase social, preciosa.

-Pero si tengo derecho a hacerlo como mujer y persona que soy. ¡Suélteme! _exigió, zafando bruscamente su mano. Sintió un dolor punzante ante el tirón que dio para librarse, su muñeca estaba roja debido a la presión ejercida, pero poco le importó aquello. No pasaron demasiados segundos antes de que saliera corriendo de allí, ignorando los gritos que le dirigía aquel sujeto_

Pasó un buen rato vagando por los callejones vacíos, le resultaba más agradable quedarse en casa. Escuchó pasos tras ella, se volteó rápidamente, rezando porque aquel sujeto no le hubiese seguido. Solonera Himiko, quien había ido detrás suyo tras verle salir corriendo. Su muñeca enrojecida fue todo lo que necesitó para saber que algo había pasado. Le acompañó en el camino de regreso, evitando a cada persona que había merodeando por allí. Himiko sabía bien que ___ no llevaba bien el soportar la presencia de los nobles dado su pasado, pero tener que aguantar a uno que se pase de listo ya era un caso diferente. La pobre temblaba como si estuviese muriendo de frío. La pelirroja le abrazó cariñosamente sibando su espalda mientras le daba palabras reconfortantes, luego continuaron caminando...

Step by Step [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora