Capítulo 8 - Enfermedad

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Las recetas de su querida abuela eran realmente fáciles de seguir, su letra era clara y sus explicaciones realmente concisas, agradecía haber podido aprender a leer pronto, pues de lo contrario tendría que esperar a la mayor y eso solo haría que perdiese tiempo, en el cual la chica podría morir sin ser ayudada. Mezcló las hierbas por un tiempo hasta que la medicina estuvo lista y luego, tras ponerla en pequeños sobres de papel, corrió de vuelta a la casa en la que antes estuvo. Inmediatamente suministró la medicina tanto a la madre como a su hija, notando como la respiración de esta última comenzaba a estabilizarse poco a poco, pero no le suponía alivio alguno, su enfermedad había avanzado más que la de su madre, probablemente las medicinas no tuviesen efecto luego de un tiempo. Necesitaba investigar al respecto, empezando por lo que podría causar la enfermedad. Se dispuso a recordar los sucesos del día de su primera visita, según la chica, su madre había adquirido la enfermedad un día de verano, cuando regresaban de llevar mercancías a otro lugar. Al ser su padre un artesano, debía estar al pendiente de su trabajo, en tanto, ellas hacían el favor de llevar los objetos creados a otros lugares para expandir la red del negocio. Eso complicaba las cosas, pues bien pudo contraerla en otro pueblo, pero al parecer los síntomas se habían manifestado e intensificado en aquel lugar. Había algo en el entorno que provocaba que la salud de la mayor fuese de mal en peor.

Por otro lado, la anciana, que regresó a casa con su nieto, se sorprendió de ver muchas cosas fuera de lugar y de no encontrar a la peli___ en casa como debía ser, por lo que inmediatamente fue en su búsqueda al único lugar donde supuso que debería estar. Una vez allí, ___ no tardó en explicarle la situación. Si la enfermedad era contagiosa, la cosa se complicaba, pues podría infectar a todo el pueblo, pero sin saber cómo se transmitía, no sabían cómo evitarla. ___ le dijo que era mejor preocuparse por la cura más que por el método de transmisión, pues si por algún casual ellas adquirían la enfermedad también, siendo las únicas en el pueblo con conocimiento médico, solo condenarían a toda la población. La mayor no pudo estar más de acuerdo y ambas se pusieron manos a la obra para investigar por una posible cura. Recolectaron todas las hierbas medicinales de diferentes tipos que pudieron hallar, estudiaron una vez más sus efectos e investigaron combinaciones nuevas, pero ninguna parecía ser apta para curar la enfermedad. La mayor, teniendo ya el peso de los años encima, no podía permanecer trabajando por mucho tiempo durante la noche, por lo que ___ debía hacer el resto tras ordenarle irse a descansar.

-104 combinaciones no efectivas… 12 probables y 5 restantes… A este paso no creo que se pueda hacer mucho… Aunque solo fueron de 2 o 3 hierbas… a Lo mejor si sumamos otras puedan tener efectos diferentes… _susurraba para sí misma. Era el quinto día de investigación, habían puesto a aquella familia en cuarentena y alertado a todos de lo ocurrido con la leve esperanza de que nadie se contagiase con aquella enfermedad. Mientras pensaba, ___ comenzó a sentir un leve malestar en su garganta, el mismo que poco después comenzó a provocarle una tos desenfrenada que acabó con desgarrarle la garganta y provocar que comenzase a expulsar sangre_ No puede ser…

Inmediatamente limpió la sangre sobre la mesa y las hojas de hierbas medicinales. Debía salir de aquella casa antes de que la anciana y el pequeño pudiesen enfermar, al no saber si solamente era malestar o la enfermedad en sí, no tuvo de otra más que salir de casa tras llevar consigo algunos libros ilustrados de hierbas medicinales y algunos útiles para mezclar las mismas. A lo mejor en el tiempo que estuviese fuera podría hallar algo útil. Esperaba que la mayor no se preocupase demasiado por su ausencia, ni siquiera pudo dejar una nota debido a que no sabía escribir. No pensó demasiado en ello y salió del pueblo cargando una pequeña bolsa de tela con todo dentro, encaminándose al bosque de las cercanías. Era sabido que no había criaturas peligrosas por allí, así que no estaba tan alerta. Una vez lo suficientemente adentrada en el paraíso de las plantas, comenzó a investigar por su cuenta en medio de tanto árbol, tal vez al estar en una zona diferente a la habitual podría hallar soluciones diferentes, sumando que nadie solía entrar en aquel bosque porque solían perderse con facilidad, ella, en cambio, sabía que para ir y venir solo debían fijarse en los troncos de los árboles, pues las marcas de estos variaban en dependencia de cuanta luz solar recibieran, arremolinándose hacia un lugar determinado, y, si estos recibían mucha luz solar _desde el amanecer hasta el atardecer_ significaba que había menos densidad, y, por ende, una salida cercana.

La tos que antes era mínima, aunque agonizante, pronto agravó hasta casi impedirle respirar una vez empezaba. Expulsaba incluso más sangre con cada día que pasaba. También comenzaron a salir aquellas marcas en su piel, aunque viéndolas en carne propia, no era más que tejido muerto, la enfermedad, que, en efecto, había contraído, destruía los tejidos de la piel y las glándulas, al parecer, lo cual explicaría su tos acompañada con sangre. Tras haber estudiado la medicina de la anciana, había notado que esta era capaz de “frenar” el avance de la enfermedad ya que muchas de las hierbas empleadas tenían ciertas cualidades que permitían la regeneración de las células de los tejidos dañados, aunque, claro, estas no hacían un trabajo perfecto, no era que detuviesen el progreso de la enfermedad, es que regeneraba células que luego la enfermedad en sí destruía, creando un pequeño ciclo que impedía que se recuperase la mujer de la enfermedad y que esta le matase además. En todo caso solo debía ver por alguna hierba que tuviese propiedades más fuertes que las aplicadas hasta el momento…

Step by Step [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora