Capítulo 17: Sospechoso

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El desastre era increíble y la expresión de Kiyo –lo que se alcanzaba a ver– denotaba una furia increíble. Sus valiosos libros e investigaciones habían sido destrozados sin piedad por alguien que no sabe valorar los esfuerzos hechos para lograr semejantes avances. El de largas hebras verde oscuro suspiró pesadamente, lo importante ahora era la vida del príncipe. Podía recuperar lo perdido volviendo a hacer los clásicos manuscritos y luego estos serían enviados a la biblioteca para hacer copias en libros. Era una suerte que su memoria siguiese intacta. Llamaron a la puerta, el consejero se presentó, emitiendo un jadeo de sorpresa al ver semejante desastre.

-Por Dios, ¿qué ha pasado aquí? _cuestionó, Kiyo solo le miró, expectante, como si la respuesta fuese demasiado obvia_ Mis disculpas si llego en mal momento, ha ocurrido algo en las puertas del palacio.

-¿Y qué podría ser tan importante como para perturbar nuestra ajetreada tarea? _cuestionó el de orbes ambarinos_

-Hay un hombre clamando querer confesar un crimen o algo así. Los guardias le han puesto bajo custodia por sospecha de que pueda ser quien envenenó al príncipe. _explicó, Kiyo miró a ___ y esta se encogió de hombros_

-Iré a ver, en ese caso, qué infirmacion se puede obtener al respecto _dijo el de largas hebras y fue, en compañía del consejero, a las celdas que se hallaban bajo el palacio_

___ permaneció en aquel laboratorio desordenado, rescatando cuanto documento pudiese mientras evitaba pisar o tocar los químicos en el suelo. No pasó mucho antes de que terminase y comenzase a barrer los vidrios que había esparcidos por el lugar, luego tendría que limpiar a fondo el suelo para eliminar las manchas. Mientras pensaba enbello, algo llamó su atención. Los frascos rotos solo eran aquellos que contenían los químicos que usaba Kiyo, cuyas manchas de varios colores adornaban ahora el suelo, en cambio, no había rastro de los que ella usó para detectar el veneno, pues al estar hechos de hierbas, no dejaban mancha alguna. Alguien se los había llevado junto con la muerta de sangre del príncipe. ¿Qué podía estar pensando este personaje? Desordenar toda la habitación para esconder este hecho no le sirvió de mucho. ___ salió del laboratorio poco después, corrió donde la reina en la habitación del príncipe. La susodicha se hallaba tomando la mano de su hijo con delicadeza y una mirada de tristeza que se negaba a dejar su rostro. Al advertir de su presencia, le miró, confundida.

-¿___? ¿Algun progreso?

-Sobre eso, alteza. Creo que podemos dar con el culpable antes que con la cura para este caso. _dijo, la reina le miró incluso más confundida que antes_

-¿Culpable?

-Así es. Kiyo y yo hemos descubierto la causa del malestar del príncipe y le aseguro que no está enfermo ni mucho menos, sino que le han suministrado algún veneno. _explicó, la reina parecía estar al borde del desmayo, pero ella se apresuró a sujetarla_

-¡Envenenado! ¡Mi pobre hijo! ¿Qué mal ha hecho para recibir este castigo? _exclamó, al borde de la histeria_ ¿Y dices que podemos atrapar al rufián que ha hecho esto?

-En efecto, alteza. Verá usted, yo he usado hierbas en mezclas variadas para detectar la afección que presenta el príncipe, pero hace poco hemos encontrado el laboratorio hecho un completo desastre. Mientras limpiadaba pude notar que esos 5 frascos junto con la muerta de sangre habían desaparecido. El culpable debe tener el aroma de las hierbas encima todavía, y es bastante fuerte y difícil de eliminar desde que son tantas las empleadas. ¿Tiene algún can que pueda rastrearlo? _preguntó, la reina se puso de pie al instante, la furia adornaba su rostro_

-Ahora mismo traeré aquí a los mejores perros de caza. Ese rufián no saldrá impune de esta. _espetó, luego salió a paso firme y apresurado de la habitación_

Se hizo tal y como la reina ordenó. Se trajeron a los mejores perros de caza para la tarea, aquellos que no dejasen ni un solo milímetros sin olfatear hasta dar con el culpable. ___dejó a los perros olfatar sus manos y los perros comenzaron a buscar por un aroma similar en cada rincón. Primero en el jardín, en el campo de prácticas, los establos y demás. Luego, en los pasillos. Entraron en todas las habitaciones de cada uno, siguiendo con ahínco el rastro. Pasaron unas horas, el lugar era enorme. Se escuchó un aullido, el perro había dado con la pista y sus compañeros corrieron a su encuentro.

Todos, rey y reina incluidos, corrieron al encuentro de los perros, hallando a uno de ellos mordiendo con fuerza la pierna de uno de los guardias, quien trataba de quitárselo de encima sin éxito. Se aprehendió al sospechoso y se le apresó en una de las celdas. Grande fue la sorpresa de Kiyo al ver tanta gente en aquella zona, donde él se encontraba interrogando a aquel hombre que montó escándalo en la puerta principal

-¿Qué sucede, altezas? _cuestionó sorprendido el médico real_

-Este hombre es sospechoso, Kiyo. Puede tratarse de quien hizo semejante desastre en tu laboratorio. _respondió ___, Kiyo dirigió una mirada de enojo al mentado_ Asimismo, mientras limpiaba noté que robó las mezclas de hierbas que había preparado junto con la muestra de sangre del príncipe. Es obvio que sabe algo del asunto, asínque le hemos rastreado antes de que se saliera con la suya.

-¡Pueden apresarme, pero de mí no obtendrán una sola palabra de esto! _espetó el apresado, retorciéndose desesperadamente para quitarse las cadenas_

-¡Silencio, insolente! _espetó el rey y el lugar quedó sumido en la total tranquilidad_ Has atentado contra la vida del príncipe, de esto no tienes escapatoria. Si deseas un mínimo ápice de misericordia y que no te llevemos a la horca por esta afrenta, más te vale confesar lo que sabes. _habló nuevamente, su voz denotaba cuán molesto estaba. Aquel sujeto quedó mudo ante sus palabras, pero más aún por la expresión del contrario_

-Yo solo sigo órdenes. _dijo. Condensando indirectamente que no era él la mente tras el acto_

-¿De quién? _cuestionó ahora la reina_

-Eso no lo sé.

Step by Step [Prince/PG!Kokichi Ouma x Plebeian!Reader] © RoseSanae55Donde viven las historias. Descúbrelo ahora