Capítulo 3.- Novio... ¿qué?

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Cuando me giro hacia el espejo la veo: una chica oculta entre su largo y recogido cabello oscuro, labios algo gruesos entreabiertos, unos ojos color miel que me miran con desconfianza e inseguridad, con una sudadera una o dos tallas más grandes, t...

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Cuando me giro hacia el espejo la veo: una chica oculta entre su largo y recogido cabello oscuro, labios algo gruesos entreabiertos, unos ojos color miel que me miran con desconfianza e inseguridad, con una sudadera una o dos tallas más grandes, tapando sus manos hasta que solo se vean la punta de sus dedos, largas y grandes piernas ante su gordo cuerpo y apoyada en un punto oculto del baño donde, a menos que mires hacia el espejo, no puedes ver.

Esta se asusta al igual que yo al no esperarme su presencia y da un paso hacia mí, hablando entre tartamudeos nerviosa mientras relaja mi corazón, de nuevo.

–Lo siento, perdona, no quería asustarte.

–No, una disculpa mía, no te había visto.

Al bajar mi mirada hacia sus manos puedo ver cómo juega con sus dedos, sin poder seguir mi mirada que está puesta totalmente en ella, expectante de sus movimientos. Al no iniciar la conversación después de un silencio un poco incómodo para mí, me acerco un poco a ella para acortar la distancia e iniciar la charla nuevamente.

–Bueno... ¿y qué haces aquí? ¿Tan escondida de la gente? ¿Tan... tapada?

Arrugo las cejas al bajar mi mirada y fijarme en las marcas en su cuello. No parecen simples marcas, pero ¿debo acercarme a comprobarlo? Aunque lo más importante es... ¿es de lo que quiere tratar conmigo?

–Oh, solo estaba aquí, esperando a alguien –noto su incomodidad por su risa y movimiento de manos tan normal para mí, no me da tiempo a responder cuando continúa:- Bueno, tengo entendido que eres Evelyn, la de los rumores, ¿verdad?

–¿Qué rumores?

–Que has pasado por muchas experiencias... cómo decirlo, ¿difíciles? No sé, solo por lo que he oído ya siento que eres una chica muy fuerte y no sé si puedo preguntarte esto, entiendo que te moleste hablarlo... Mejor olvida esto, ¿sí? Ya me voy.

Empieza a caminar, pero al tomarla del brazo para detenerla me sorprendo ante el jadeo de dolor que ha soltado sin hacer presión, soltándola de inmediato.

–Tienes...

–F-fui yo, me choqué con... ¿la puerta?

Suelta una risa incómoda, obviamente está mintiendo y ahora sé por qué me ha pedido ayuda. No se mueve, sin embargo, voy hacia la puerta para ponerle el seguro y vuelvo a acercarme a ella, observándola mejor.

Tiene un rastro de lágrimas y, en efecto, el cuello tiene marcas de... estrangulación.

Con la mirada le pido permiso para observarlas mejor, ella solo levanta el rostro para mirarla fácilmente, observo cada detalle mientras pongo mi mano en su barbilla, acariciando con mi pulgar su mejilla a la vez que limpio un poco el rastro y ella tiembla, observando cada movimiento mío con miedo.

–¿Fue algún familiar? –la miro, sin ella devolverme la mirada. –¿Amigo? ¿Novio?

Me mira a los ojos, entiendo quién fue y asiento, volviendo a mirar hacia sus manos mientras suelta más lágrimas y tartamudea.

–Él no era así, de verdad que no... Yo no... No lo entiendo.

Sin poderlo aguantar, la abrazo y acaricio su espalda, intentando tranquilizar la tensión que tiene.

–Shhh, está bien, esto no es tu culpa, son cosas que pasan.

–Pero sí lo es, por ello me dice todas esas cosas malas, o me hace daño, ¿no? Todo eso es porque lo merezco.

–Eso te hace creer, eso no es nada cierto.

–¿Cómo estás tan segura de eso?

–Porque... algo así viví. Te dicen que te quieren mucho y que miran por tu bien, que saben lo que es mejor para ti, aunque eso signifique que debas "separarte" de la gente que te hace sentir bien y solo centrarte en esa persona, solo en ella. O que cuando... m-más cosas que bueno, ya sabes tú.

Noto cómo se acomoda en mi hombro y suelta una pequeña risa, antes de asentir con la cabeza y devolverme el abrazo, más relajada.

–Sí, jeje. Muchas gracias, Evelyn.

Escalofríos. No sé por qué, pero un escalofrío por todo mi cuerpo me alerta y, aclarándome la garganta, la separo con suavidad de mí e intento mantener la cordura.

–Sí, no hay de qué. Bueno, pequeña anónima, ¿cómo te llamas?

–Oh, una disculpa por eso, me he derrumbado sin presentarme –se limpia las lágrimas y sonríe, una sonrisa muy... cálida. –Me llamo Mar, encantada de conocerte.

Como el océano, tranquilo, brillante y relajante...

–Tu nombre es muy... movidito, ¿no? –bromeo, sacando una pequeña risa y contagiándola.

–Sí... algunos me bromean con eso, no es tan espectacular como el tuyo.

–Que va, tu nombre es muy hermoso, el mío me lo pusieron por una marca de ropa interior.

Suelta otra risa algo sonora, y me mira sin creérselo.

–¡¿EN SERIO?!

–Sí, mi padre pasaba con el coche y vio el anuncio de ropa interior, y pensó: "Mmm, qué bonito nombre, se lo pondré a mi hija" –imito la voz de mi padre mientras me acaricio la barbilla, pensativa para hacerla reír más, consiguiéndolo.

–Madre mía, eso sí que es divertido.

Observo cómo se ríe, su risa es algo sonora y contagiosa, hace que no puedas quitarle la mirada de encima y observas con detalle cómo cierra sus ojos, sus mejillas se tornan de un color carmesí que resalta en su blanca piel, aun a pesar de la no muy buena iluminación del baño.

Se tranquiliza un poco y abre sus ojos, encontrando un brillo en ellos que me encanta y viendo que son de un color castaño que muchos dirán que son "caca", pero que en ella le quedan tan... bien.

Aparto mi mirada de ella enseguida, estoy siendo demasiado observadora y tampoco quiero incomodarla, veo de reojo cómo se acerca y posa su mano en mi hombro, volviendo mi mirada a ella mientras me sonríe.

–Muchas gracias, me has hecho sentir algo mejor, y eso que aún no me has ayudado.

–Bueno, donde pueda hacer reír a alguien, que se quite lo demás –le devuelvo la sonrisa, más relajada al haber conseguido que se tranquilizara. Vuelvo a aclararme la garganta y a borrar mi sonrisa, no me acostumbro a esto de sonreír. –¿Y bien? ¿Cómo quieres que te ayude?

Borra por un momento su sonrisa, pensativa, haciendo que sintiera un sentimiento de culpa. Quiero que ría un poco más.

Sin darle tiempo a hablar, suenan fuertes portazos en la puerta y forcejeos para entrar.

–Mar, abre la puerta... ¡AHORA!


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~Hola a todxs!! Sean bienvenidos a esta nueva parte de esta historia, espero que os esté gustando mucho y le déis mucho amor cómo ya le estáis dando.

Y, aún teniendo ahora 5 partes publicadas (contando que este es el tercer capítulo)... ¡HEMOS LLEGADO A 132 LECTURAS!

Quería agradeceros por esta oprtunidad que le estáis dando a mi trabajo, me siento complacida y orgullosa de esta obra que literalmente no tardé en empezar a escribir, y que en tan poco tiempo hayamos llegado a tanto me conmueve muchísimo.

Sin más que añadir... Bye bye!!~


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