Capítulo 12.- ¿Qué siento?

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Pasaron los días desde aquel "mal día"

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Pasaron los días desde aquel "mal día". Por suerte, antes de poder pensar en qué decir o hacer, el director interrumpió para que le contara por qué la alumna más inteligente y amable había golpeado a un compañero de clase, y no tuve otra que dejar esa conversación a medias.

Aunque no hemos hablado desde entonces, sé que tenemos pendiente esa charla y no sé qué decirle, no sé qué siento y qué quiere dejar en claro. Tampoco es que haya insistido en hablar con ella, bastantes cosas deben preocuparla para ahora meter más mierdas.

Es verdad que he tratado de ser directa, de decirle que yo no lo sé, pero que me encanta estar con ella, con ella soy tan tímida, tan calmada y tan dulce, me dejo llevar tanto... Y tuve que cagarla de esa forma, soy una idiota.

Por eso trato de mantener la calma, mi manera de ser no es la mejor, tampoco la peor: puedo tener paciencia, pero si alguien se mete con mis seres queridos o conmigo seré la que avise y ataque, y no pensé en frío las cosas.

Aunque, ahora que pienso... ¿Por qué no escribir lo que siento en una carta? Aunque parece una estupidez y pareceré una cobarde, pero es que lo soy, y quiero aclararle todo, quiero que todo quede claro, aunque no sepa dar el primer paso.

Abro la libreta que traigo siempre al parque, saco punta al lápiz y, dejándome llevar, empiezo a escribir:


"Dedicado a ti:

En este mundo de color y oscuridad, la sociedad saca provecho de los dos lados, tomando en cuenta el que mejor le puede servir ante los sentimientos, el amor, el trabajo, el poder y entre más asuntos que estoy segura que conoces.

Yo he conocido mayormente la oscura sociedad, ese lado enfermizo que me hizo creer durante largo tiempo que el mundo era blanco o negro, que no había colores, que no había señales o luces que te pudieran salvar, solo mentiras, dolor, sufrimiento, falsedad, ataques constantes, oscuridad, venganza, y más dolor.

Siempre tuve claro lo que quería, siempre quise demostrar mi potencial y no dejar que nada ni nadie me hundiera como habían hecho con mi inocencia y mis sentimientos, siempre trabajé en ayudar a los que ni siquiera me lo pedían, porque sabía que algo les pasaba y, al saber interpretar sus acciones, gestos y palabras, podía saber qué era el problema, lo que les molestara, dejando de lado... quien era yo.

Poco a poco me fui hundiendo en esa miseria, mostrando la falsedad en una sonrisa, mostrando la mentira como una forma de hacer reír y entrar en confianza con cualquier persona, utilizando mi sufrimiento para entender a otros y apoyarles como a mí me hubiera gustado.

Mi manera de que no me hagan daño es a base de ataques constantes, mentiras que sé que a la otra persona le jode y le duele como a mí que me digan que mi madre me abandonó, cuando en verdad fui yo quien dejó de vivir con su madre porque me maltrataba, me pegaba, me mostró toda esa oscuridad del mundo y nadie hacía nada para enseñarme que eso era lo que estaba mal, pero siempre fui culpada de eso.

Anónima ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora