Capítulo 8.- Estrellita dónde estás

722 77 37
                                    


Pequeña

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pequeña... estrella. Me ha llamado estrella. ¿Y por qué llevo estos días pensando en ello y recordando cada detalle de su rostro? No lo entiendo.

O sea, vale, me ha encantado cuando me ha llamado así. Es que encima con esa voz aguda, con esa sonrisa mientras me miraba, y ese sonrojo en sus mejillas que resaltaban gracias a su pálida piel, esos ojos que brillaban y sus gafas solo hacían que los viera mejor y un poco más grandes, después de haberme besado la mejilla que joder, tenía razón, esos labios son tan suaves que no me creía de verdad que había tenido el privilegio de sentirlos.

Y me encuentro mordiéndome el labio recordándolo día sí y día también. No sé qué me está pasando, no sé cómo o cuándo empecé a fijarme tanto, pero tampoco lo voy a pensar demasiado, se siente demasiado bien como para dejarlo de lado, y eso que no la conozco mucho, ciertamente.

Y, aunque hace cuatro días que no hablamos aparte de unos pocos mensajes, no me la he encontrado en los pasillos, es como si su esencia siguiera ahí, en todos lados, sea donde sea. Menos en el baño, cagando es mejor no recordar a alguien tan hermosa.

Me suena el teléfono con una notificación de que me están llamando, al mirarlo salto de golpe de la cama y casi me ahogo con mi propia saliva. No tardo en ponerme en una mejor posición, aunque pensara tarde que no me ve ya que es llamada normal, pero bueno.

–Hola, Mar, ¿qué tal? ¿Cómo vas? –saludo, intentando que no se me noten los nervios.

–Evelyn...

Oh no, ese tono no me gusta nada.

–¿Ha pasado algo? –espero unos segundos, solo hay silencio así que vuelvo a insistir. –Mar, ¿dónde estás?

–Estoy en los baños de la biblioteca –se escuchan golpes de fondo, haciendo que me ponga de nuevo en alerta.

–Voy para allá, no cuelgues.

Me levanto y cojo el arma antivioladores por si acaso lo necesito, salgo de mi habitación y al llegar al comedor para ponerme la chaqueta y coger las llaves, mi padre me pregunta:

–¿Qué pasa?

–Mar, está en problemas.

Sin avisarle más, se levanta y coge las llaves del coche, asintiendo al entender que me acompaña por si acaso pasa algo mayor.

Tardamos menos de diez minutos en llegar hasta la zona, entrando rápidamente mientras sigo escuchando los golpes de fondo y yo trato de tranquilizarla a la vez que le recomiendo sitios para esconderse y maniobras para atrancar la puerta. Al entrar, podemos ver de nuevo al cabr... anormal del ex, quien al vernos se fue corriendo hacia la otra salida de la biblioteca.

Mientras mi padre va a por él al mismo tiempo que avisa por la radio a sus compañeros, yo intento abrir la puerta del baño para ver cómo se encuentra.

–Mar, soy yo, abre la puerta, por favor.

Se hace un corto silencio, cuando voy a insistir de nuevo sale y no tarda en abrazarme, llorando desconsoladamente y no aguanto no devolverle el abrazo, tranquilizándola por segunda vez.

Después de consolarla la llevo al parque, avisando por mensaje sobre mi localización a mi padre, sentadas en un banco donde no pasa casi gente para mayor privacidad.

–¿Estás mejor? –le pregunto, mientras se limpia las lágrimas.

–Creo que sí, de nuevo muchas gracias, no quería molestarte, pero no tenía a quién llamar y...

–No te preocupes, bichito, aquí estoy para lo que necesites.

...

¿Cómo la he llamado?

–¿Cómo me has llamado? –pregunta, mirándome a los ojos mientras saca una pequeña sonrisa.

Mierda.

–Emmm... No recuerdo nada, ¿te he llamado? No, no lo recuerdo –tartamudeo, apartando mi mirada de ella, cosa que ella aprovechó para acercarse a mí y quedar muy cerca de mí.

–Oh, vamos, ¿seguro no lo recuerdas?

Nos miramos directamente a los ojos, ella insistiendo con un intento de sonrisa mientras yo trato de no dejarme ganar, esta situación no me gusta nada.

–Emmm... ¿bichito? –respondo con algo de burla, restándole importancia. –Mira, es igual, mejor nos vamos a que te hidrates un poco, llorar debe ser agotador, lo sé por experiencia, venga a...

–Sweetheart –me llama, ganando mi total atención con efecto inmediato. –Quiero quedarme aquí contigo y jugar a algo, por favor.

Me mira atenta, con una sonrisa tierna mientras mantiene esa posición débil, pero atenta a mis movimientos, parece una niña pequeña aprovechando su inocencia para conseguir lo que sus papis pijos le puedan dar y, sin embargo, como ellos, acabo de caer.

–Está... bien.

No tarda en tirarse encima, tapándome con sus brazos en un emocionante abrazo, moviéndome de lado a lado ante la emoción de quedarse. Y eso que no digo nada especial.

–B-bueno, está... bien –la aparto del abrazo, así para mirar insegura lo que hace. –¿Qué quieres hacer?

–¿Quieres jugar al escondite?

–¿Al escondite? ¿Eso no es para niños? –me río, haciendo que ponga morritos e imita a una niña pequeña.

Mi niña pequeña.

–Oh vamos, aburrida.

La miro cruzarse de brazos y darme la espalda, observando cómo esa espalda y nuca se ven bastante bien y suaves. Me muerdo el labio para no seguir riendo y me levanto tocándole el hombro para que me mire.

–Cuentas tú.

Emocionada, se tapa los ojos y empieza a contar mientras yo me escondo en unos árboles cercanos. Soy bastante delgada, así que, si no me muevo mucho, no tendría que haber problemas. Termina de contar hasta a saber qué número y empieza a buscarme, moviéndome yo para que no pueda verme y, cuando veo que está dando la espalda al lugar "de salvación", no tardo en correr hacia allí.

Al escucharme se da la vuelta y empieza a correr para atraparme, llegando justo cuando ya no puede hacerlo y yo celebro la victoria.

–Eso no se vale, estoy gorda y no puedo correr como tú –se queja riendo, apoyándose en sus rodillas mientras respira algo agitada.

–Oh, ¿alguien de por aquí tiene un mal perder? Chúpala, yo te acabo de ganar, beach.

Se ríe a carcajada pura, cerrando sus ojos por la risa mientras yo sigo celebrándolo.

–Y la ganadora de este juego siempre será... ¡EVELYN SHEIR! ¡SIII! ¡YO TAMBIÉN OS QUIERO FANS! –exagero que hay gente aplaudiéndome, alabando a las palomas que pasan por allí mientras sigue riéndose.

–Eres de lo que no hay.

–¿Acaso esto no es mejor? –pregunto, recibiendo su mirada de curiosidad. –Si realmente fuera normal no estaría aquí, eso lo primero. Más bien sería una aburrida que hablaría como un adulto "maduro", aunque estén en peligro de extinción, y volaría la escuela por los aires de la amargura que arrastro detrás.

Ella vuelve a reírse, sentándose en el banco y echando su cuerpo para atrás, dejando ver una hermosa risa que era contagiosa, así haciendo que se me ocurra una idea absurda.

–Mar, ¿quieres que hagamos una locura?


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

~Hola a todxs! Sean bienvenidos a este nuevo nivel del juego, pero esperen que no viene solo, ahora se subirá también el capítulo 9 y os explicaré más detallado todo <3~

Anónima ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora