***
Al día siguiente me ajunte con los policías que habían ido a mi casa, estábamos en un pequeño restaurante que había cercano a donde yo trabajaba, estaba un poco nerviosa pero mientras íbamos hablando más me sentía más relajada ¿Dónde mierda me estaba metiendo? En el momento que estas personas sepan que todo fue un engaño me voy a meter en grandes problema. Cuando me estaba levantando para irme entro una persona en la oficina, no me moleste en mirar hacia atrás.
— Señorita Cruise —Dijo una voz gruesa pero a la vez suave, me gire para ver quién era la persona que me llamaba.
Creo que era otro policía, pero este no estaba con uniforme, más bien vestía un esmoquin negro y llevaba unas gafas, su piel era clara, tenía los cabellos marrones, realmente estos días he conocido muchos hombres que se ven excelente para mí, pero claro ahora aparecen.
— ¿Sí? —Dije después de volver en sí y mirando cada detalle de hombre que estaba en frente de mí.
— Es un gusto que usted aceptara trabajar con nosotros —Dijo él dándome la mano y automáticamente mi cuerpo reacciono y yo le di la mía —Mi nombre es Ángel Almonte —Dijo con una sonrisa la cual me hizo sentir bien. Mi carne es débil no lo puedo evitar.
— ¿Señorita Cruise está bien? —Pregunto el policía que estaba sentado en el escritorio, hasta se me había olvidado de que él estaba ahí.
— Es un gusto también conocerlo —Dije rápidamente.
— ¿Ya se va? —Pregunto mirando hacia el otro hombre y después me miro a mi.
— Ya termine por hoy —Dije y cogí mi cartera para salir de ese lugar.
— ¿Si quiere la puedo llevar? —Ofreció Ángel y yo sacudí la cabeza.
— No se preocupe, me están esperando —Mentí
— Está bien, que pase un buen día —Dijo
— Igual usted —Y diciendo eso salir de ese lugar.
Fui a mi trabajo, como siempre haciéndolo de buena manera, disfrutaba esto, lo vivía, cada noticia que daba, informando a los desorientados y decirle las cosas tal y como eran. Claro en el canal que yo trabaja no era tan famoso como otros, pero mi sueño es que un día mi programa sea escuchado por todos. Se la reportera número uno del país, y si pongo más empeño a esto, sé que lo podre lograr.
Cuando termino mi hora, me sonó el celular, mire el nombre de la pantalla y sonreí y lo conteste.
— Hola mi gordo —Dije con una sonrisa.
— Ni gordo ni nada ¿¡Donde rayo te metes!? —Grito mi querido amigo, lo que hizo que me alejara un poco del teléfono -¡Te he estado llamando! Y ahora es que te digna a contestar, eres la peor amiga que pude alguna vez tenido —Dijo bajando un poco la voz, me dirigí hacia la parada de autobús.
— Te iba a llamar —Dije para que se calmara un poco, pero creo que no lo logre.
— ¿¡Me ibas a llamar!? Eso ni tu misma lo cree, Rosalinda cuando más te he necesitado no ha estado aquí, Carol termino conmigo... -Aleje mi celular de mis oídos de nuevo, eso era normal en Carlos, siempre le pasaba algo con sus novias, siempre lo dejaban y después el me daba un discurso de porque las mujeres son tan perras y lo muchos que la odias, después dice que nunca se va a volver a enamorar y menos de una semana esta con otra y luego le parten el corazón y volvemos a lo mismo. Después de un rato volví a poner el celular en mi odios -... ¿Lo puedes creer? ¡Claro que no! ¡Ella era una perra! ¡Todas las mujeres son una perras! ¡Nunca me volveré a enamorar —Dijo gritando, yo suspire, Carlos nunca iba a cambiar.