Cacahuete

621 56 12
                                    


Dolor.

Mucho dolor.

Eso era lo que estaba sintiendo, era como si hubiera recibido muchos golpe, y a pesar de dolor que estaba sintiendo en mi cuerpo, la cabeza no me estaba dando tregua.

¡Oh esperen! No se olviden del sol radiante que iluminaba por donde rayos sea que estuviera entrando. Voy a matar a Liz por hacer rodar mis cortinas, por algo las compro oscuras, para  que no me de el sol en las mañanas.

Odio el sol de las mañanas.

Me moví un poco y luego me lamenté al sentir más dolor ¿Qué mierda fue lo que me paso? Abrí los ojos con mucho pesar sentía como si tuviera dos block en ellos que me impedía mantenerlos abiertos, lo cual me recosté de nuevo para volverme a dormir, a mucho, mucho pensar volví abrir los ojos a ver si la alocada de Liz estaba durmiendo en mi cama.

Estaba en una habitación y solo por el hecho de saber que estaba en una habitación que no era la mía me altere y me senté en la cama para confirmar si tenía mi ropa y por desgracia no, no la llevaba, más bien llevaba una camisa azul cielo y al menos si sentía que tenía mi ropa interior puesta. Ya esto se me estaba haciendo una mala costumbre levantarme en una cama desconocía y luego aparece el hombre que dice,

"Tú me prometiste hijos anoche"

Solo espero que este haya sido como Cohen y no me haya tocado ni un pelo, aunque con lo que llevo puesto dice todo lo contrario.

El dolor de cabeza se hacía más fuerte y inconscientemente me lleve ambas manos en mi cabeza. Tenía que tomar una pastilla urgente y luego ir a la farmacia para tomarme una pastilla de emergencia quién sabe todas las locuras que hice anoche... Anoche.

No recuerdo casi nada de anoche, solo que fui a la disco con Liz, bebí mucho, pero tampoco era para exagerar y amanecer con un dolor de mierda en todo el cuerpo. Respire profundo e intente recordar todo lo que había hecho. Luego en la fiesta Liz se desapareció, la encontré con un grupo de muchachos que parecían recién salido de la cárcel, nos montamos en su vehículo... ¿Por qué mierda me monte con ellos?  Oh claro Rosalinda estabas tomada.

En el camino quién sabe para dónde continuamos bebiendo, llegue a un punto que no pude distinguir qué era lo que bebía si era agua o alcohol. Y ya, eso fue lo último que recordé.

Espero que anoche no hice ninguna locura, bueno —Suspire al ver donde estaba —Al menos no ninguna locura peor que está. Ay que vergüenza.

La habitación no tenía ningún atractivo en general, solo era una habitación con una cama con sábanas blancas, un mueble de color marrón oscuro, una mesita de noche de madera y una molestosa ventana sin cortinas. Que desagradable.

Note que mi celular estaba arriba de la mesita así que con muchos cuidado como si no quisiera que ningún hueso de mi cuerpo se rompiera o algo parecido (El dolor era horrible) me acerque para ver que hora era y prender la ubicación para saber dónde mierda estaba.

Esto solo me pasaba a mi.

Cuando vi la hora salí disparada de la cama haciendo que mis pies se enredaran con la sábana y yo cayera al suelo, no me contuve y solté un gemido de puro dolor. Si antes me dolía el cuerpo no quieran saber como me sentía en este instante.

¡Hoy iba a llegar súper tarde! Demasiado tarde.

Vamos Rosalinda, levántate del suelo.

Me animé aunque no tuve los resultado esperado porque todavía estaba en el suelo.

— ¿¡Qué pasó!? —Se escuchó una voz alarmada entrando por la puerta.

Me paré a pura lucha y me senté en la cama para luego ver de quien se trata, esto debía ser una broma, muy mala broma.

PERRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora