― Ya tengo que hacerle caso a mi madre –Dijo el chico del casco negro bajándose de la moto. Habíamos llegado un parque por suerte estábamos muy lejos del Perro y sus hombres.
― Gracias, muchas gracias –Dije muy agradecida del hombre.
― ¿Dime andas en droga? ¿O algo así? –Pregunto
― Claro que no –Dije negando con la cabeza.
― Espera un momento… -Dijo y después se quito el casco y lo primero que vi fueron sus ojos verdes mirándome de arriba abajo. – ¿Eres Rosalinda la del noticiero? –Pregunto y antes de poder contestar él se me adelanto –No, eres ella, claro que si, mi madre siempre ve ese canal.
― Si, soy yo –Dije en voz baja
― ¿Qué hacías en esa casa? –Pregunto con el ceño fruncido.
― Buscando mi muerte –Dije con terror.
― Todavía no entiendo porque te ayude –Dije pasándose la mano por su cabeza.
― Porque eres una buena persona –Dije con una sonrisa y el me miro y se rio.
― No soy una buena persona –Me aseguro. Me quede mirándolo atentamente, un hombre un poco mas alto que yo, piel morena y andaba con una chaqueta negra de cuero y ahora que me quedo mirando tiene una pinta poco agradable.
― ¿Eres un drogadicto? –Pregunte para mí que para él.
― Te salvo la vida de esos hombre –Dijo señalando por el lugar donde habíamos venido –Y te atreves a decir que si yo soy un drogadicto, cualquiera te lleva para el lugar donde te encontré –Dijo mirándome con malicia.
― Muy gracioso –Dije rodando los ojos.
― Eres una mujer muerta, puedes contar tus horas de vida, del perro nadie escape –Y desde el momento que menciono el Perro, me tense.
― ¿Sabes quien vive ahí? –Dije dando pequeños pasos hacia atrás.
― Claro –Dijo como si nada.
― ¿Y me ayudaste? –Dije ahora algo asombrada, si soy sincera alguien que salga de un lugar peligroso y que le este dando tiros por detrás, creo que yo correría de ese lugar, antes de que me pase algo a mi. Pero todavía hay personas solidarias en esta vida, o eso creo yo.
― Yo ni yo mismo se porque lo hice –Dijo rascándose la cabeza –Pero sabe algo –Dijo con una sonrisa –Te llevare de nuevo, no quiero problema con esa gente y de seguro saben quien soy y me vienen a matar a mi también.
― No seas tonto, nadie te vio –Le asegure, para que no se le ocurra hacer una tontería.
― ¿Y quien te asegura eso? –Dijo el enarcando una ceja.
― Tu estúpido casco negro –Dije rodando los ojos –Gracias en serio por ayudarme, me voy –Dije despidiéndome con las manos.
― ¿Te puedo hacer una pregunta? –Dijo achinando los ojos y yo asentí -¿Qué estaba haciendo en esa casa?
― Solo, estaba… -¿Qué le podía decir yo que estaba haciendo en ese lugar?
― Te mataran –Sentencio
― ¿Y tu como sabes que ahí vive el perro?
― Hago algunos trabajos para él –Dijo como si nada.
― ¿Y me ayudaste sabiendo que estoy escapando de esa casa? –Dije
― ¿Otra vez esa pregunta? –Dijo sacando un cigarro. –Es mejor que te vayas, ya están por venir –Dijo mirando hacia una dirección.