La madre de tus hijos

739 77 23
                                    



— Ya es tiempo de que te compres un carro nuevo –Comenzó a gritar Liz desde la sala, estaba todavía dándome los pequeños retoques. –No vamos poder llegar en esa cháchara que tu llama auto.

— Amo mi carro –Le dije cuando llegue a la sala para poder verla.

— ¡Mami chula! –Dijo mirándome de arriba abajo –Si no fueras mi prima y yo fuera hombre, te pediría amores, esta requeté buena –Dijo para después tirar un beso hacia mí.

— Gracias, creo –Dije riéndome y dirigiéndome a la cocina para tomar un vaso de agua. –Tú tampoco te ves nada mal.

— Lo sé –Dijo con orgullo –Pues continuando con lo que te estaba diciendo –Se acerco hacia mi –No podemos, estas dos bellezas, llegar un una cháchara.

— ¡Es mi auto! –Le reproche.

— Eso no le quita el hecho de que sea una cháchara, no estamos segura de asistir a la fiesta si ponemos nuestras vida en mano de eso que tu le llamas carro –Sonrió triunfante –Voy a pedir un taxi.

Y diciendo eso, cogió su teléfono y pidió el taxi, recogí mi cartera y salimos de la casa, llegamos abajo y estábamos esperando al taxista.

— Como fue tu idea –Le dije –Tú pagaras el taxi.

— ¿Por qué? Si eres tú la que tiene el trabaja de su sueño y su sueldo es muy agradable –Se quejo Liz mirando su reloj.

— Tú deberías comenzar a buscar un trabajo.

— No, gracias –Negó con la cabeza –Me siento muy bien siendo la mantenida de mis padres y hasta que ellos sigan considerándome su bebe, lo seguiré siendo –Amplio la sonrisa –Llego el taxi –Dijo en el momento que apareció.

— Recuerda, tu paga, mantenida –Dije en el momento que entre en el carro.

Liz iba el camino entero hablándome sobre su ex, lo cual no era el indicado para ella, porque él no le daba espacio para ella poder disfrutar de la vida y viaja; ya me imagino los espacios que mi querida Liz quiere, estar libre como una paloma.

Llegamos a la famosa fiesta, era en uno de los club más grande de esta ciudad, algo que si tenía Liz, a ella la invitaban a todas las fiestas donde en la gran mayoría visitaban personas importante, Liz me decía que era una oportunidad única para mi, debido a que podía expandir mi amistades y conocido y más yo que soy periodista; en parte sabia que ella tenía razón.

— Te prometo que de esta noche saldrás con más de tres enamorado –Dijo Liz guiñándome el ojo y yo negué con la cabeza, acomode mi cabello y continúe caminando tras de ella.

En definitiva, Liz conocía a la gran mayoría de este lugar y eso que había muchas personas, las únicas personas que me saludaban eran algunas de los supuestos amigos de mi prima que me saludaban otros solo me ignoraban.

Nos acercamos al bar, Liz pidió por la dos y luego que el chico de la barra llego hacia nosotras con una sonrisa, Liz me paso mi bebida.

— ¿Qué es esto? –Dije a ver la bebida de color azul.

Debo admitir que no soy tan buena sabiendo el nombre de la bebida, lo único que sabía era lo básico.

— Algo rico –Dijo Liz insistiéndome para que bebiera –Recuerda, esta noche es nuestra noche.

— Quedo bajo tu responsabilidad –Dije a darme un trago, no sabía mal, me gustaba.

La noche iba pasando, y ya había perdido la cuenta de cuantas canciones había bailado, de cuantas maldiciones había dicho por mi boca ¿Por qué lo hacía? Ni idea, solo lo decía en voz alta, las personas que estaba alrededor mía lo único que hacían era reírse a carcajada, lo cual esto se podría considerar como si todas las personas que estábamos aquí, ya estábamos bien felices para no decirlo de otra manera; y otra cosa que había perdido la cuenta, era de cuanto tragos ya me había dado.

PERRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora