— Sería un gran desperdicio si dejarás caer la taza — se acercó la pequeña hacia mi, para luego quitarme la taza de la mano.
La niña llamada Emily, la Emily de tanto tiempo pensaba que era una mujer adulta y el amor de la vida de Perro estaba delante de mi.
Esto solo parecía un sueño.
Emily tomó asiento en una silla del comedor, mientras tomaba un largo sorbo de chocolate para luego mirarme con el ceño fruncido.
— ¿Siempre tienes esa cara de espanto? — Volvió a hablar señalándome con la taza.
Negué despacio sin apartar mi mirada de ella.
— Me das un poco de miedo, — agregó dando otro sorbo largo de chocolate — pero si mi papá me ha mandando para donde ti, es que confía.
— ¿Tú papá ...? —
Ella asintió.
— Si, mi papá.
— ¿Te llamas Emily? — Era consciente que debería lucir como una loca en estos momentos, pero en serio esto me había sorprendido bastante.
— En serio me estás dando mucho miedo — se levantó de la silla — ¿Puedes llamar a mi papá para que me venga a buscar?
— ¿Y quién es tu padre para saber a quien llamar ?
Rosalinda tienes que tranquilizarte, todo pasará, solo será un momento — me decía para relajarme.
— Anthonio Duncan.
¿Duncan?
¿Anthonio?
¿Hija?
¿Padre?
¡Que gran mierda!
Esto sería una bomba de noticia para el canal, una primicia, calentado del horno. El Perro ha mantenido a su hija todo este tiempo escondido.
No solo eso, sino que por primera vez sabía su nombre, Anthonio Duncan, arias Perro.
Negué con la cabeza.
No, ya meterme en la vida de los demás no era lo mío; este era mi nuevo comienzo y quería lograrlo esta vez.
Miré hacia la pequeña y me acerqué a ella.
— Lo lamento, solo me tomaste por sorpresa — le hablé con más calma.
Ella asintió despacio pero todavía manteniéndose un poco desconfiada.
— No te haré daño, soy Rosalinda Cruise, mucho gusto en conocerte.
— Sé tu nombre.
— Claro, viniste preguntando por mi — recordé un poco apenada.
— ¿Puedes llamar a mi papá para que me venga a buscar ? — Me preguntó.
— Claro, pero primero me gustaría saber ¿Qué pasó?
Emily me miró por un momento en silencio y luego asintió.
— Estaba durmiendo cuando mi nana me levanto para salir corriendo de la casa, — comenzó a murmurar con cierto miedo — cuando llegue al vehículo, Tang, mi chófer me esperaba y dijo que me llevaría a un lugar seguro, cuando salimos de la casa se escucharon muchos disparos.
Me quede mirándole todo el cuerpo a pesar de que ya la había visto en ropa interior, pero quería confirmar que no estaba herida.
— Estoy bien —asintió avergonzada.