Él me siguió cargando por mucho tiempo, no sabía a qué parte de la ciudad me llevaba, confíe en él como nunca. Me sentó en el suelo con mucho cuidado, sentí césped húmedo. Abrí los ojos, estábamos en el bosque. Él se sentó alado mío, no había distancia entre los dos, le miré y me lancé a abrazarlo con fuerza mientras seguía llorando. Él solo me abrazó firmemente mientras acariciaba mi cabeza.
-Ya pasó, ya pasó- tomó mi rostro con una mano -sí hubiera sabido lo que iba a pasar, no hubiera insistido ir a ese lugar- no respondí. Aunque no me violaron sexualmente, me sentía sucia, ya me habían manoseado mis piernas. -Savannah, perdóname- besó mi frente y me abrazó con más fuerza.
-Me tocaron...- dije entre llantos -... Iba a ser violada, sentí mucho miedo, quería que estuvieras allí desde antes para detenerlos, grité pero nadie me escuchó, su grito de alegría era más fuerte que el de mi desesperación...- mi llanto cesaba lentamente al escuchar el cálido latido del corazón de Francisco. -...Quiero que mi futuro esposo me proteja...- solté en voz baja.
-Para eso estoy yo, estás comprometida conmigo hasta que...- le interrumpí.
-Estoy comprometida con Antonio, una persona que no existe, no estoy comprometida con Francisco, el Príncipe que se casará en seis meses- le miré -prométeme que, aunque no ames a tu futura esposa, la defenderás como lo hiciste hoy conmigo, prométeme que darás tu vida por ella para que no sufra, para que tus hijos coman, crezcan y sean buenos hombres, prométeme que protegerás primero a tu familia que al pueblo, ¡prométemelo! -agarré con ambas manos y con fuerza su camisa, lo miraba con determinación, tenía mis ojos rojos de tanto llorar.
-No sé si pueda hacerlo...- desvío sus ojosa otra parte, no me miraba.
-¡Sí puedes! Eres Francisco de Rávena, Príncipe, tercer hijo del Rey y el segundo en la lista para ocupar el trono. Sé que quieres que las cosas cambien, yo también quiero, pero hoy me di cuenta que hay cosas más importantes en qué pensar que cambiar a un pueblo que está conforme a la manera de como vive- me miró -La familia, Fran, la familia es lo primero. Tu esposa será primero, después tus hijos y al final el pueblo, ¿Entendiste?
-Sí...- Afirmó con pesadez. No estaba seguro de lo que me respondía.
-Ya sé que no te gusta lo que digo pero, créeme, en ese momento quise que mi falso prometido apareciera. Hubiera querido que uno real estuviera ahí, pero no se puede. Deseé con todas mis fuerzas que estuvieras ahí desde un inicio para defenderme cuando comenzaron a levantarme mi vestido, cuando me pusieron en la mesa y me tocaron, algunos hasta me lamían, ¿sabes qué es eso? Se siente horrible... -Su mirada cambió, antes era amable pero triste, ahora estaba llena de ira.
-Regreso en media hora- dijo con voz grave y con enojo, se levantó -iré a cortar lenguas - estaba furioso, se notaba muchísimo. Tomé su mano para detenerlo. Me miró.
-o hagas nada, te metas en problemas por mí, no quiero tener problemas con el Rey- le tomé la mano con más fuerza. Se medio tranquilizó y volvió a caminar hacia mí, se sentó con lentitud, parecía que esperara que yo aprobara su idea pero no, iba a haber más problemas: uno, el Príncipe Francisco se peleó con campesinos; dos, el motivo fue porque iban a abusar sexualmente de otra campesina, y tres, ¿qué hacía el Príncipe fuera del Palacio? -¿Sabes?, en ese momento que dijiste "Deténganse", no sabía si ibas a seguir con las acciones de ellos o ibas a defenderme, aunque, para serte sincera, si no me defendías, preferiría que fueras tú el que abusara de mí, no me hubiera sentido tan sucia como me siento ahorita...- mire el césped mientras me "hacía bolita" por el frío.
-¿Cómo dices eso!- me miró molesto y ofendido -claro que te defenderé siempre que pueda, eres la única persona que no se ha mostrado interesada cuando le hablo. Eres una persona importante para mí, sé que tú harías lo mismo por mi si pudieras. Te quiero mucho Savannah, nunca pienses que te haré daño...- decía mientras apartaba cabellos de mi rostro. Tomó mi mano y besó su dorso -eres mí plebeya, mí campesina, mi amiga, eres solo mía y de ningún otro Príncipe. Nadie te tocará ni un solo cabello mientras esté aquí, y mientras encuentres al amor de tu vida, claro está- me sentí rara cuando terminó de hablarme, sentí ternura, vergüenza y asombro, no sabía que me estimaba y quería con esa intensidad.
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Diario de una Campesina
Teen FictionUna mujer siempre ha querido tener un final feliz y casarse con su "Príncipe azul", y yo no soy la excepción. Inicios de la edad media, castillos, príncipes y princesas. Un reino con 4 posibles herederos y una campesina huerfana de madre con dos her...