Diario de una Campesina

Mi cumpleaños

Desperté, nadie me felicitó, por lo que hice las cosas que debía hacer como todas las mañanas y esperé la noche para ver a Francisco a que viniera a mi casa. En el último mes, Francisco ha estado muy cariñoso conmigo, más de lo que solía ser antes. Eso me gustaba y a la vez no, hacía que me enamorara mas de él, pero él tiene que cumplir con sus obligaciones y casarse con Aurora. La envidio.

Hoy es mi cumpleaños, mi familia no hace nada en especial, y como la fecha de hoy no es importante, no hay festividades, por lo que prácticamente hoy es la primera vez que Francisco convive conmigo en mi cumpleaños. Él ya sabe que a mí no me gusta celebrarlo porque ayer fue el aniversario de la muerte de mi madre, sin embargo, como él es el Príncipe, quiero darle el gusto de que me lleve a algún lado, como lo dijo hace una semana. El primer día del mes me dijo que tenía planeado cómo celebrar mi cumpleaños, me dijo que, aunque a mí no me gustaba celebrarlo, iba a cambiar de idea con lo que él tiene preparado.

Era de noche, me puse el mejor vestido que tenía porque Fran me dijo que tenía que estar lo más elegante posible. Todas las personas del pueblo tenemos, mínimo, un vestido o un traje de la misma tela, esta vestimenta era de un mismo color, una misma tela, mismos adornos, era lo más elegante que se podía tener. Estás ropas las usábamos para ocasiones especiales, por ejemplo, la boda de algún familiar del Rey, como sus hijos o nietos. Mi vestido era azúl oscuro, casi negro, era uno que había hecho mi madre para ella cuando tenía mi edad con las sobras de un vestido de la Reina, yo me lo quedé porque Amara no entra en él, es más bajita que mamá. Me puse algunas joyas que tenía Amara, hasta hice que ella me maquillara.

-No puedo creer lo que estoy haciendo. Nunca te ha gustado el maquillaje, solo te pones un poco para las fiestas importantes, ahora dejas que te ponga labial, no puedo creer que quieras impresionar demasiado a Antonio, mejor dicho, nunca imaginé que te gustara tanto un chico- repetía felizmente Amara mientras me maquillaje y me arreglaba el cabello. Yo no le respondía, tenía razón, me gustaba tanto Francisco que quería impresionarlo -¿Y sabes qué es lo que más me sorprende? Que vayas a festejar tu cumpleaños con él. Padre está un poco celoso porque lleva más de diez años queriendo regalarte algo y tú no lo aceptas...- es cierto, mi padre lleva más de diez años queriendo celebrar mi cumpleaños pero me negaba, pero la razón por la que no le puedo negar nada a Francisco, mejor dicho "Antonio", es que el es Príncipe -Ya quedó- me pasó un espejo -te guste o no, te lo dejarás.

Me vi en el espejo, no me gustaba usar mucho maquillaje porque sentía que daba una imagen física muy diferente a la verdadera yo, sentía que me veía fea y era otra persona -¡Claro que me lo quitaré!- le dije -Me gusta el cabello pero el maquillaje no- aclaré. Busqué la toalla mojada que tenía Amara por el cuarto para poder remover el maquillaje, ella lo tomó primero.

-¡Ni sé te ocurra!- dijo mientras me lo alejaba -Te vez muy bonita, Antonio pensará lo mismo- tocaron la puerta -Y hablando de Antonio, aquí está- salió del cuarto con la toalla. Empecé a buscar algo con qué limpiarme la cara pero no encontré. Amara abrió la puerta -¿Qué te parece?, puedo maquillar muy bien, ¿no crees?- vi a quién le hablaba, era Francisco. Tapé mi cara con mis manos, no iba a dejar que viera los manchones que había hecho Amara en ella.

-Déjame verte- dijo Francisco mientras se acercaba y me quitaba las manos de mi rostro. Negaba -Vamos, deja que te vea...- insistió muchas veces hasta que pudo lograr quitar mis manos de mi rostro, estaba apunto de llorar, no quería que me viera así, tenía mucha vergüenza. Por su parte, él se quedó en shock, no parpadeaba ni se movía, la única diferencia era que sus mejillas se tornaron rojas -Sav... Savannah...- él no podía hablar, yo tenía un nudo en la garganta. Que diga que me veo horrenda y ya, no sé por qué se tardaba en decirlo -... te vez hermosa...- fue lo único que dijo antes de posar un beso en mis labios, saqué unas lágrimas pequeñas -¿Por qué lloras?