Diario de una Campesina

Epílogo III: Siglo XXI

Samantha se levantó de su cama, estaba sola, volteó a su lado buscando a su esposo pero no lo encontró. Había una nota en su lugar, ella la leyó: "Suerte en tu conferencia, te amo muchísimo, mi pequeña preciosa."

Samantha sonrió y se sonrojó al ver la nota, era de su amado, quién parece que se había despertado temprano para ir a trabajar. No la despertó para no molestarla, dejó que siguiera durmiendo. La recién casada desayunó, se bañó y se vistió formalmente, eligió un saco negro que no se abotonó, quería que la blusa blanca que se había puesto y comprado para la ocasión luciera, la blusa con cuello en "u" tenía detalles brillosos con piedras, era muy bonita. Acompañó el saco con una falda que le llegaba ligeramente arriba de las rodillas.

La chica iba bien vestida y con buena presentación a su primera Conferencia de Prensa como ilustradora de un libro gráfico, su más reciente trabajo publicado, "Princesa Campesina", tuvo éxito internacional. La pieza literaria gráfica era una novela de romance e historia, había impactado a millones de personas, y no solo a adolescentes o jóvenes, sino a todos los amantes de la conspiración y la fantasía.

Samantha prendió la televisión para ver las noticias, eran alarmantes para todo el público, menos para ella: ¿cómo es posible que una novela gráfica escrita por una chica tenga más respaldo histórico que todas las teorías hechas por los arqueólogos e historiadores que pasan toda su vida estudiando la Europa Medieval?

Samantha Re, una joven ilustradora desconocida de veinticinco años, recién casada y con trabajos menores de ilustración, salió a la fama de una noche a la mañana debido a que, la novela que publicó en un sitio web, cuenta la historia de una mujer campesina que se convirtió en Reina. Está historia tiene respaldo de hechos reales y, si se basan en sus escritos, se podrían explicar varias cosas que ocurrieron en Europa, específicamente en Italia en el siglo V mientras los Ostrogodos gobernaban y dominaban el lugar.

Samantha, que es la primogénita de Gio y Lucy Hunt, condujo al lugar de la conferencia, el cuál era un piso de enmedio del edificio más alto de la capital de su país. Ahora está en una conferencia de prensa donde varios medios de comunicación le están haciendo preguntas sobre sus inéditos escritos.

-Siguiente pregunta, por favor- habló con amabilidad. Siempre fue así, se le distinguía por ser buena persona, emprendedora, de fuerte carácter pero sensible en cuanto a sentimientos. Al principio, puede ser una persona fría, pero al tener confianza, se abre con los demás, muestra su verdadera naturaleza, una persona dulce y gentil. Su cabellera era ondulada y marrón, como sus ojos. Era físicamente semejante a la Savannah descrita en su novela, solo con la diferencia de la forma y largo de su cabello, Samantha lo tenía más largo, casi cubría toda su espalda.

-¿Cómo es posible que su novela gráfica, "Princesa campesina", tengan más datos respaldados con hechos reales, que los mismos textos de historia de Italia?- preguntó un periodista italiana al tener la palabra. Samantha expresó una ligera molestia.

-La verdadera pregunta que deberían hacerme es "¿existe el diario de la Reina Savannah?"- todos se quedaron callados, no pensaban hacer esa pregunta porque creían que conocían la repuesta: no. Una joven no puede tener algo tan valioso en sus manos -Sí, la repuesta es sí- dijo -Soy descendiente de la Reina Savannah y del Rey Francisco de Ravenna. La novela gráfica la cree para que el deseo de mis antepasados se cumpliera: dar a conocer al mundo sobre la verdadera razón por la que vale la pena luchar, el amor. Como mis antecesores escribieron en sus relatos y yo ejemplifiqué en mi novela, ellos lucharon para que su amor y familia esté por encima de todo. Cuando lo leí por primera vez, quedé maravillada y anhelaba conocerlos en persona para abrazarlos, pero desgraciadamente no se puede, no puedo hacer un viaje en el tiempo de 1500 años atrás. Por eso quise dar a conocer su caso ante todo el mundo para que, mínimo, aprendamos eso de ellos.