Pasó el tiempo y llegó el día anterior al cumpleaños de Francisco. Mañana no iba a poder salir del Palacio ya que la fiesta iba a ser en su honor, por lo que hoy extendimos nuestro encuentro, en este momento eran las tres de la mañana, terminamos nuestro recorrido en el bosque, nos íbamos a despedir pero Francisco dijo mi nombre y habló.
-Ten- me dió un sobre y una caja, ambos objetos estaban en el mismo hueco de árbol donde, hace un mes y medio, él guardó su traje de Príncipe para ser Antonio por primera vez.
-¿Por qué me das esto?, tendría que ser yo la que te regale cosas porque mañana, es tu cumpleaños, no el mío...- no quería aceptar su regalo.
-Tómalo, ese será mi regalo- no comprendí -abre el sobre- el sobre tenía el Sello Real, no quería abrirlo porque sabía que no era para mí ya que no pertenezco a la alta sociedad o a alguna familia Real de un Reino cercano -ábrelo, no tengas miedo- dijo. Lo abrí.
El sobre contenía una carta doblada en tres partes, la tomé y abrí. Era el pedazo de papel más hermoso que había visto en mi vida, su color se asemejaba al oro, la tienta negra con palabras manuscritas eran resaltadas por el fondo, las esquinas tenían adornos con relieve, además, el escudo del Rey estaba en ambas esquinas superiores.
-Se ve muy bonito, pero desgraciadamente no sé leer. Solo los de la clase alta y los miembros de la familia Real pueden tener educación... - le di la carta triste, él la tomó con cuidado y alegre.
-Entonces la leeré por ti- extendió la carta para poderla leer -A quién corresponda. Estimados colegas, familiares, servidores y monarcas de otros reinos; el Rey de Rávena, el Gran Teodoro, los invita a asistir a la fiesta de compromiso de su tercer hijo, Francisco de Rávena, el cual se llevará a cabo el día décimo segundo del octavo mes, según el calendario Juliano, a las 10 horas. Se les invita a todos los Reyes a traer a sus mejores hijas para que el Príncipe seleccione y despose a una de ellas, y a los ciudadanos de buena clase y educación, a ser testigos de este solemne acto.... Y blah, blah, blah. Atentamente, El Gran Teodoro, Rey de Rávena.
-¿Quieres que sea testigo de tu boda?- me reí -Nunca pensé que me invitarías.
-Te invito a que asistas mañana al Palacio por mi cumpleaños, pero como cumpliré veintiuno, me obligarán a escoger a alguien para casarme- respiró profundo -La ventaja que tienen ustedes es que algunos se enamoran, nosotros tenemos que hacer esto por obligación, tenemos que casarnos para cumplir con nuestro deber de dejar descendientes que ocupen el trono.
-¿Y que tal si te enamoras de la princesa que escojas?, puede haber esa posibilidad y ...- me interrumpió.
-No creo que pase, me han enseñado pinturas de ellas y se ven superficiales, parecieran que no les interesa el pueblo... Pero bueno, eso se verá mañana.
Francisco odiaba el tema del Compromiso Real, desde que éramos chicos siempre mostró desagrado. Él dice que todas las Familias Reales, sin importar el Reino, lo toman como un requisito, es algo superficial, siempre se escoge a la Princesa más hermosa o a la que su Reino posea más recursos, ya sean tierras o minerales. O simplemente escogían a la Princesa que el Rey les mandaba, ya que tenían un trato previo con el otro Reino. Me contó que, cuando iban a comprometer a su hermana mayor, ella casi lloraba porque no quería ser elegida por un Príncipe, por este gesto la trataron de cobarde, pero consiguió lo que quiso, evitar un matrimonio forzado. Francisco no puede hacer algo como ella, los Príncipes están obligados a escoger a una Princesa, aunque la ceremonia dure semanas.
-Ya que tienes la invitación, ¿vendrás al Palacio, verdad?- preguntó alegre. Iba a responder que no buscando una excusa, pero me interrumpió, sabía lo que iba a responder -Y no digas que no tienes la ropa adecuada. Abre la caja que te di- la señaló. La abrí. No supe que era lo que contenía, solo se veía tela roja. Traté de sacar la tela que, por el simple hecho de tener ese color, era muy costosa -Te ayudo, trata de jalar este vestido con cuidado, se puede romper
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Diario de una Campesina
Teen FictionUna mujer siempre ha querido tener un final feliz y casarse con su "Príncipe azul", y yo no soy la excepción. Inicios de la edad media, castillos, príncipes y princesas. Un reino con 4 posibles herederos y una campesina huerfana de madre con dos her...