La comida nos alcanzó, nada sobró, nada faltó. Tratamos de no hacer paradas, aún así, tardamos los casi cuatro días en llegar. Fuimos directo a la casa de mi padre, donde Milo y Regina, ahora su esposa, estaban solos. Amara había salido con su novio a pasear. Mi padre nos permitió quedarnos a Francisco y a mí por el tiempo que quisiéramos, por lo que dejamos y ordenamos nuestras cosas en mi cuarto. Como Milo vivía ahí con Regina mientras compraba una casa, estábamos tres familias juntas, cada quien no salía de su cuarto: Mi padre estaba en su cuarto y había cambiado la cama de Amara al suyo, antes ella y yo dormíamos en la misma habitación, ahora estaba a solas con Francisco. Milo como era el único hombre, fue privilegiado y siempre tuvo su propia habitación, en dónde ahora también vive Regina.
Pasando dos días, Francisco me tomó y fuimos los dos a la Corte Real; mi padre, Amara, Milo y Regina también fueron, pero se sentaron con el pueblo, les dejamos a nuestros hijos a su cargo mientras Fran y yo nos sentamos en unas mesas cerca del juez, pero aisladas de la gente. Entró el Rey, me vió a lo lejos y empezó a insultarme. Hubo un pleito entre él y Francisco, el Rey se enojó al verme junto a su hijo y no entre el pueblo, Fran me defendió.
-¡Orden!- gritó el juez al ver que Francisco y el Rey peleaban con palabras. Estábamos en el primer juicio para saber si Francisco podía ser Rey o no -Rey de Rávena, le recuerdo que no hemos empezado el juicio, pero sus acciones pueden repercutir en mis decisiones sobre si tiene la suficiente capacidad para manejar un Reino entero - el Rey se calmó pero por dentro se llenaba de ira, le habían dicho tonto de forma disimulada. El juez retomó su compostura y habló -Buenos días, familia Real de Rávena y público que testifica este acto, estoy aquí para aclarar el asunto sobre si el Príncipe, Francisco de Rávena, puede tomar la Corona Real o no, según las leyes de su pueblo. Cabe aclarar que tuve que estudiar mucho sus leyes para familiarizarme con ellas, sin embargo, puede ser que, por momentos, me vean buscando en ellas, como sabrán, no pertenezco a este Reino. Con esto último, manifiesto que seré lo más neutro posible, y el más mínimo intento de soborno hará que el juicio terminé y el contrario gane- terminó de decir para comenzar el juicio.
El Rey daba argumentos y los sustentaba con leyes, sin embargo, Francisco lo atacaba también -Pero esa ley se cambió- dijo mi esposo -hace setenta años se promulgó una nueva ley donde dice que un Príncipe o Princesa se podía casar con un campesino siempre y cuando pueda tener un heredero.
-Sí, pero el heredero tiene que nacer de un campesino que tenga algún parentesco con un Duque o alguien del Clérigo.
-En la ley no se específica nada- habló el juez -Solo dice "un Príncipe se podrá casarse con un campesino siempre y cuando tengan un heredero. Ésto se hará como última decisión ante no haber encontrado una esposa de alta clase que le agradara y que complaciera al perteneciente de la Familia Real hasta en el más mínimo detalle. En el caso de que diera una campesina, si la mujer realiza sus deberes de mujer, no hay impedimento alguno"- el Rey se enojó y siguió con otros argumentos. Más que nada, todo lo que decía era que no quería que su hijo estuviera casado conmigo.
-Así es, como "última opción", sin embargo, éste señor lo hizo como primera- habló el Rey señalando a su hijo -por lo que la ley dice que "un Príncipe debe estar casado y tener hijos con una Princesa antes de tener amantes, si ésta última tiene hijos antes que la esposa, se decapitará a ella y sus hijos para evitar la impureza sanguínea".
-Quisiera aclarar que esa es una ley para los amantes. Savannah no es mi amamte, es mi esposa, y según la Ley del matrimonio, en el apartado quince, se menciona que "una esposa es una esposa, con tal de que haga su trabajo y dé herederos, se aceptará"- contestó Francisco.
Pasaron tres horas, el juez se veía exhausto -por hoy lo dejamos hasta aquí- pegó un martillo de madera a una base de madera -no diré quién está ganando el juicio, sin embargo, ya vi qué tema les molesta más. Estudiaré acerca de ello. Se cierra la seción, que pasen una buena tarde- el juez tomó sus cosas y salió. Francisco se levantó.
ESTÁS LEYENDO
Diario de una Campesina
Teen FictionUna mujer siempre ha querido tener un final feliz y casarse con su "Príncipe azul", y yo no soy la excepción. Inicios de la edad media, castillos, príncipes y princesas. Un reino con 4 posibles herederos y una campesina huerfana de madre con dos her...