Plática de hombres

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Mi padre siguió hablando por dos horas. Después de que terminó, nos dejó hablar. Francisco habló primero.

-Señor, yo no creo que sus palabras sean fuera de lugar, es más, hasta son enseñanzas para mí- comentó Francisco -Mi padre nunca me habla de estas cosas, habla del matrimonio como si fuera algo donde se obtienen beneficios, sin embargo, siempre he pensado en que el matrimonio es algo diferente, es algo más allá que una simple ceremonia o fiesta, es el momento donde te entregas a una persona, te comprometes a estar el resto de tus días a su lado y a hacerla feliz porque así encontrarás tu felicidad. Y con lo que usted dice me doy cuenta que no soy el loco, sino que mi familia lo es. Usted piensa como yo, me alegro de ello- Francisco tomó mi mano con más fuerza -señor, le prometo hacer feliz a su hija, por ello no tenga cuidado. Prometo que siempre nos reconciliarnos lo más pronto posible y que nunca la dejaré de amar, es más, nunca dejaré que le pase algo. Ella está en buenas manos- Francisco sonrió, mi papá también lo hizo, yo me alegré, pero está emoción se acabó rápido. Mi padre y Francisco seguían platicando, yo solo escuchaba. Me da pena con mi padre porque cree que somos una pareja real, cuando se entere que "romperemos" días antes de la boda de Francisco, se va a entristecer, o posiblemente se enoje porque "Antonio se irá a Roma con otra chica". Pasó el tiempo y terminaron de hablar. Quise que Francisco y yo diéramos un paseo, le  comenté eso a Fran y mi padre accedió. Fran y yo nos levantamos y salimos afuera, ahí estaban Milo y Amara.

-¿Por qué padre no dejó que estuviéramos adentro?, ¿a tu noviecito le hostiga la compañía?- me preguntó Milo.

-Cállate Milo- volvió a reprender Amara -Tú no le llegas ni a los talones a Antonio...

-Gracias por defenderme, Amara- contestó Antonio, la nombrada se sonrojó - pero este tema se debe de tratar entre hombres- miró a Milo. Este solo cruzó los brazos y rodeó los ojos. -Savannah- me miró -¿Es posible que Milo esté con nosotros?, quiero hablar con él- no sabía cómo reaccionar, miré a Milo que tenía una cara que mostraba indiferencia.

-Preguntale a él- contesté -por mí no hay problema.

-No quiero ver cómo se besuquean, gracias...- contestó Milo.

-Quiero pasar tiempo con mi futuro cuñado, Savannah va a estar porque es mi novia y prometida, pero quiero charlar contigo, quiero tener una conversación de hombre a hombre ¿aceptas?- preguntó Francisco. Milo me miró buscando lo que yo quería, no sé que reflejaba mi cara pero éste aceptó.

-¡Yo quiero ir con ustedes!- Amara habló. Me enojé por su gesto, fruncí el ceño y abrí los ojos mientras la veía, era mi forma de regañarla a distancia y sin palabras. Ella me vió y se calmó.

-Luego, pequeña. Hoy le toca a Milo, luego a ti- Fran le respondió con una sonrisa cálida.

-Vamos, Amara- dijo Milo mientras se metía a mi casa con mi hermana -voy por un abrigo y salgo, no tardo- nos dijo. Cerró la puerta.

-Oye, no trates a Amara con dulzura- le dije a Francisco mientras me recargaba en la pared exterior de mi casa. Suspiré con pesadez.

-¿Por qué?, ¿estás celosa?- se rió mientras se puso frente a mi, estábamos a menos de un metro de distancia.

-No, a ella le gustas, no quiero que se haga ilusiones con el Príncipe- la última palabra la susurré.

-Se que le gusto, bueno, eso parece, siempre ha sido atenta conmigo y muestra interés, es la primera a la que le gusta el verdadero Francisco, pero, regresando al tema- sonrió -¿estás celosa?- sacó su risa burlona.

-Ja, ja, ja- de mi boca salía cada sílaba mientras apretaba suavemente sus mejillas con una mano -ya quisieras- lo solté -no quiero que se encariñe contigo, ni mi padre, te vas a casar y no te veremos. No quiero que piensen que "Antonio" es para siempre...- dije seca. Me sentía mal al pensar en eso, pero era la dura realidad, estos eran mis últimos meses con mi mejor amigo.

Diario de una CampesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora