Familia

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Al día siguiente, después de que nos despertamos, Francisco y yo limpiamos la casa y ordenamos todo lo que traíamos con nosotros. Dado a que no me dio tiempo de cocinar, compramos comida hecha, nos iba a alcanzar para todo el día de hoy. Al terminar de limpiar los trastes usados para la comida del medio día, tomé a mis hijos, que empezaron a llorar, y los alimenté. Tuve que destaparme ambos pechos para alimentarlos a la vez.

-¡Qué deseable te ves!- dijo Francisco mientras llegaba por detrás mío y me abrazaba la cintura, me puse roja.

-Fran, en la noche- susurré con vergüenza.

-Si, ya lo sé...- me besó el cuello, pensaba que se iba a alejar después de eso, pero no, todavía me tenía abrazada entre sus brazos -... Me gusta abrazarte, tenerte entre mis brazos...- besó mi cabeza -... Te amo, al igual que a esos bebés hermosos- los vio.

-Ya quiero que crezcan y verlos correr en el patio, cuidarlos y vigilarlos... ¿recuerdas cuándo soñábamos tener un hijo?- me volteé para verlo de frente -ahora tenemos dos pero, aún así- me acerqué a su oído -quiero otro- susurré, él se puso rojo, más que yo. Caminé y puse a mis bebés en la cuna, se habían vuelto a dormir.

-Pues tú dices cuando, preciosa, y me apunto- se acercó a mí mientras me acomodaba el vestido que traía, me abrazó de la cintura y me pegó a él, yo tomé su cuello con delicadeza y lo besé, él me devolvía el beso que, con forme pasaba el tiempo, se volvía apasionado. Tocaron la puerta, hablaron del otro lado de ella.

-Buenas tardes, señor Francisco y señora Savannah- habló la madre de Bianca -Soy la madre de Bianca, mi hija y los demás niños quieren ver a sus hijos, ¿será que podemos pasar?- nos detuvimos. Ambos estábamos despeinados, nos separamos y me medio nos arreglamos rápido

-¡Vamos allá!- grité. Francisco se había terminado de arreglar al igual que yo, por lo que ambos fuimos a la puerta y la abrimos. Estaban todos los niños a los que les dábamos clases. -Hola, niños- dije.

-Hola maestra- contestaron. Fueron directamente a abrazarnos, ellos nos querían mucho y sus padres nos apoyaban en atención a ellos.

-Oiga, maestro- le hablaron a Francisco -Sí usted es Príncipe, ¿sus hijos que son?- Francisco no se sorprendió de que los niños sabían que él era Príncipe, se lo había contado hace dos semanas que vino a buscarme.

-Ellos también son Príncipes, y serán herederos al Trono cuando sea Rey con Savannah- comentó.

-¿Usted va a ser Rey?- preguntó una niña, estaba asombrada -¿Entonces nos da clases un Rey?- estaba emocionada.

-Una persona que será Rey- Francisco corrigió a la pequeña, aún así, a ésta y a los demás no se les quitó lo emocionados.

-¿Podemos ver a sus hijos?, la mamá de Bianca nos dijo que eran dos.

-¡Sí!- los niños insistieron, accedí.

-De acuerdo- señalé el mueble -siéntense todos ahí y ahorita lo traigo- los niños se sentaron en el sofá sin pensarlo dos veces -¿Amor, me ayudas?- le pregunté a Francisco, esté me besó.

-Siempre- contestó. Fue al cuarto conmigo para tomar a los bebés que estaban dormidos, él tomó a Antonio y yo a Francisco, fuimos a la sala.

-Niños- hablé -les quiero presentar a Francisco II- señalé al bebé que tenía en brazos -y a Antonio- señalé al bebé que cargaba Fran. Los niños se emocionaron.

-Él se parece a usted- le dijeron a Fran mientras señalaba a nuestro bebé con el mismo nombre -y él a usted- me dijeron mientras señalaban a Antonio. Sonreí.

Francisco empezó a trabajar en la carpintería mientras yo estaba con lo niños. Los niños estaban preguntándome cosas sobre los bebés mientras los tocaban y jugaban, yo vigilaba a mis hijos. Mis bebés eran la sensación del momento. Pasó el rato y los niños se fueron, pero antes me pidieron de favor que les dieran clases, les dije que ya no podía enseñar nada porque ellos habían aprendido todo, pero a ellos no les importó y querían que les enseñara lo que sea, no me pude negar.

Diario de una CampesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora