Imagina estar en Nueva York, en vísperas de navidad... solo.
Adam odia la navidad.
Alissa ama todo lo que tenga que ver con navidad y fiestas.
Adam es serio y tranquilo.
Alissa es energética y feliz
Tan diferentes, pero tan iguales.
¿Serán una buena...
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Sorpresas y propuestas.
13 de diciembre 2021
Ah, diciembre. ¿Sabían que amo todo lo que tiene este mes? El clima frío, el aire, la nieve, las luces decorativas, ¡la comida! Lo único que no me gusta es lo difícil que es tener que levantarte de tu calientita cama e ir a trabajar, pero bueno, hay cosas que no se pueden evitar.
El clima de hoy es un poco desastroso, hace mucho frío, tuve que sacar chaqueta, bufanda, guantes y gorritos para poder resguardarme, y también Adam. Hoy entré temprano a la universidad, es mi último día del semestre, como me fue bien en exámenes, ya no tengo porque regresar y mis vacaciones empezaron oficialmente.
Adam viene por mí al trabajo, tenemos que hacer unas cuantas compras, lo que implica mucha gente, aunque ya sé como manejar ese humor, el pelinegro me envía un mensaje diciéndome que está a fuera, apago mi computadora, guardo mis cosas y salgo de la oficina, me despido de Martha y voy al encuentro de mi lindo novio.
—¡Hola! —lo envuelvo en un abrazo—. ¿Listo para un día lleno de compras?
—Listo, me preparé para todo, hasta tengo argumentos para pelear si llega a ser necesario.
—No será necesario, señor amargado.
—Uno nunca sabe lo que le tiene preparado el destino.
—Bobo—ruedo los ojos.
Conduce tranquilamente al centro comercial más cercano, acomodo mi gorrito de orejas de gato, mientras Adam se acomoda la bufanda, cuando estoy lista, salgo de la camioneta, llego a su lado y toma mi mano para empezar a caminar.
—¿Cuántos regalos son?
—Varios—hago una mueca—. Más que el año anterior.
—¿Más? —sus ojos grises se abren de asombro—. Seguimos siendo las mismas personas, estrellita.
—Con la diferencia de que ahora Andrew es mi hermano—sonrío—. Andando, nos queda una larga tarde.
—Gracias al cielo es temprano y no hay tanta gente. Tenemos que salir de aquí antes de las siete.
—¿Por qué? —carcajeo.
—A esa hora todo el mundo sale de trabajar, es la hora de la locura.
—Tú si que eres loco, no puedes odiar a todos.
—Ali, una vez te dije, diciembre solo deja locuras en su camino.
—Mmm, recuerdo que dijiste tragedias.
—Bueno, pues me arrepiento.
—¿Ya no son tragedias? —me detengo en un pasillo de juguetes.
