Imagina estar en Nueva York, en vísperas de navidad... solo.
Adam odia la navidad.
Alissa ama todo lo que tenga que ver con navidad y fiestas.
Adam es serio y tranquilo.
Alissa es energética y feliz
Tan diferentes, pero tan iguales.
¿Serán una buena...
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Buenas noticias y brownies de reconciliación.
7 de abril 2021
—...No estoy dispuesto a perderte, voy a luchar por nosotros—sonríe tan bonito que me olvido de que estaba poquito enojada con él—. Cuídate mucho, salúdame a Andrew.
—Cuídate, corazón—susurro con debilidad.
Sale de mi casa y yo me quedo con las manos temblando, las piernas me hormiguean por salir corriendo detrás de él, besarlo y pedirle que me explique. Porque le creo, porque las pruebas solo me confirmarán lo que ya sospecho y eso hace que me hierva el estómago de enojo.
¿Cómo pudo Barbara Thompson hacerle algo tan bajo y feo? ¿Cómo duerme después de abusar de la confianza de un hombre que nunca le hizo nada más que negar salir con ella? Porque así es, Adam siempre le dijo que no, buscó más oportunidades de que ella, ni su familia, no se vieras afectadas al romper la asociación de su padre; pero parece que le importó poco y se obsesionó con tenerlo y tener su dinero.
El arquitecto Adam Wood está sonando con más fuerza en Nueva York, el viaje que tuvieron a San Francisco, hará que estallen con fuerza y tendrán más éxito y trabajo y estoy muy orgullosa de ellos, aunque con eso pueda venir la envidia de las personas externas, las ganas de querer estar en su lugar y los sabotajes.
Sacudo la cabeza y suspiro con fuerza, cuento hasta diez para calmar el instinto que tengo de salir, seguro si corro rápido, lo alcanzo a encontrar en su camioneta... No parece un mal plan, sería mejor si mi condición no se hubiera ido a la mierda, obviamente ya no voy al gimnasio, en las mañanas antes de que las ganas de llorar me ataquen, salgo a caminar alrededor de mi edificio y eso ayuda a que mi mente se despeje por un rato.
—No pensé que fuera a venir—Peter se sienta de nuevo—. Lo extrañas mucho ¿verdad?
—Sí—susurro—. Pienso mucho en el que hubiera pasado si no iba al baño aquella noche, en el que no debí dejarlo solo y no debió beber tanto.
—Ustedes no sabían lo que iba a pasar, nadie sabe que va a pasar el día que decides salir de fiesta o simplemente salir a caminar—me mira fijamente—. No te lamentes con el hubiera, al final, siempre encontramos nuestra luz al final del túnel.
—Eso sonó demasiado a una muerte.
—Arruinas mis momentos de filosofía—ríe—. Me tengo que ir, tengo una cita.
—¿Cita? Y no me dijiste nada, eres un mal amigo.
—Lo siento, estabas lo suficientemente ocupada llorando y comiendo nieve como desquiciada—rueda los ojos y se levanta—. Nos vemos mañana, Alissa.
—Suerte en tu cita—sonrío.
—No la necesito, tengo esto—señala su rostro—. Es mi arma mortal.
