Rojo I

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Él observó el único lugar cuyas luces se encontraban prendidas en medio de la noche, él sabía cuál era ese sitio, no por nada los comerciantes siempre murmuraban sobre ese lugar y siempre tan lejos como fuera posible de las mujeres, miro de reojo la cabeza del dragón que mato, se encogió de hombros y bajo de la muralla, no le importaba la manera en la que fuera visto, si podía descansar incluso después que agotar a las amazonas entonces estaba bien, no es como si tuviera algún problema, de hecho, quería probar.

Su túnica con capucha negra oculto su cabello blanco y de una manera particular resalto sus ojos rojos, en la muralla no solo había dejado aquel trofeo que lo proclamaba como el más fuerte, también una gran espada que no utilizaría por el momento, pues dudo que hubiera alguien que mereciera que él fuera en serio así como varios objetos que trajo consigo, aun así, llevo sus dos dagas, una blanca y una negra, Elpis y Shiro, en su espalda, oculta por su túnica estaba Lucifugus, notando que tenía lo que necesitaba siguió caminando sin voltear a mirar atrás.

El lugar era bullicioso y muy bien iluminado, nada menos de lo que esperar de un sitio llamado el distrito del placer, luego estaba ese peculiar olor que no tardó en pegarse a su piel y ropa, entendió que no podría quitárselo por medios convencionales, pero tampoco es que le importará en realidad, simplemente miro con curiosidad mientras su túnica evitaba que el olor se pegara a su otra ropa, ignorando eso él se centro en una persona en particular, las orejas y cola de zorro hicieron que supiera de que raza era, tendría que investigar y lo intento hacer en ese momento, solo para ser retenido por una amazona.

Piel bronceada, ojos morados, cabellos largo y negro con varios mechones cubriendo el lado derecho de su rostro, ropa con decoraciones doradas y aretes que le recordaron a la vestimenta de algunas bailarinas que él vio en algunas celebraciones en El Imperio, sus pantalones eran tan transparentes que él pudo ver debajo, su rostro permaneció tranquilo mientras la mujer envolvía su brazo alrededor de su cuello como si fuera una víbora preparada para devorar a su presa.

-Por tu olor se que eres un hombre – los ojos morados vieron los rojos debajo de la capucha de la túnica.

-Y tú eres una amazona bastante interesante – él respondió notando de reojo que la renart había desaparecido – sabes, es la primera vez que vengo a este lugar, aun así, tal vez esta cantidad no baste para solo pagarte esta noche.

Sacando una bolsa llena de una considerable cantidad de valis, él hizo que ella lo mirará con sorpresa antes de sonreír y lamerse el labio inferior de manera provocadora, la amazona no comprendió que él en realidad planeaba investigar sobre este lugar, la fuerza de las personas que trabajaban aquí y todo lo que fuera necesario para encontrar el objeto que estaba seguro que la diosa que vivía en aquella torre que intentaba imitar a la torre Babel debía tener en algún lugar, teniendo conocimiento acerca de lo que eran capaces los renart, él decidió no dejar nada al azar.

- ¿Era necesario venir hasta aquí? – él pregunto con fingida curiosidad, agradecido de que lo hubieran traído al hogar de la Familia Ishtar, algo de lo que se enteró en el camino.

-Claro, una habitación de aquí podrá divertirnos a todas – Aisha, como se presento la amazona dijo haciendo que sus compañeras le sonrieran.

Él se pregunto si de verdad podría soportar a cuatro amazonas al mismo tiempo, él era fuerte, demasiado para su propio gusto, pero siguió sin sentirse seguro, entonces recordó el objeto que le dio aquel dios de sombrero que llevaba un paquete, si las cosas eran como supuso, dentro de aquel paquete estaba el objeto que buscaba, su mirada entonces cayo en la pequeña botella con líquido energético para hacer que su amigo fiel pudiera volver a la acción, jugó con el pequeño frasco mientras esperaba sentado en un sofá, entonces sus oídos captaron el sonido de pasos pesados acercándose.

Aquel de ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora