Rojo XXV

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Sus parpados se abrieron mostrando unos ojos rojos que brillaron con poder, poder que se ocultó después de que él volviera a la normalidad, soltó un suspiro mientras pensaba que tenía que volver a aquel bosque para disculparse y retribuir los grimorios que se llevó, lo que no espero fue que cierto espíritu apareció delante suyo, titilando en repetidas ocasiones, molestándolo ligeramente, haciendo que pusiera uno de sus brazos sobre sus ojos, al final, soltó otro suspiro mientras se ponía de pie, mirando con cierta irritación al espíritu.

-Eres demasiado irritante, ¿lo sabías? – él exclamo con cansancio, recordando que se encontraba dentro de un espacio oculto incluso para los miembros de Evilus – es verdad, tropecé con esta trampa y me permití dormir un rato.

Viendo sus manos, él solo las convirtió en puños antes de salir de la trampa, el haber recordado el tiempo de su niñez lo hizo pensar en el motivo por el que decidió entrenar a Haruhime, si era realmente sincero, la salvo por un capricho bajo la excusa de escribir sobre sus hazañas, él no era así de ególatra, no después de haber sido perseguido tan insistentemente por aquel monstruo que incluso muerto no abandonaba su cabeza, dejando eso de lado, él solo camino por los pasillos buscando ese escondite del que ambas criaturas le hablaron.

X X X

- ¿Por qué viniste, Aisha-sama? – Haruhime pregunto con curiosidad.

-Simple, quiero ver cuanto has crecido desde que cierto encapuchado peliblanco te libero – la amazona respondió mientras partía un monstruo por la mitad.

A pesar de la expresión de Haruhime, ella estaba conmocionada, no había esperado que la mujer que veía como una especie de hermana mayor conociera ese dato, su rostro permaneció sereno mientras atacaba a los monstruos, tenía tanto en lo que pensar, tanto que procesar que ni siquiera comprendió lo imprudente que estaba siendo, no prestaba atención a su alrededor y como consecuencia de ello, fue atrapada por una cola similar a la de una serpiente, su mirada encontrándose con el rostro de un monstruo que conocía y con el que otro rostro se sobrepuso haciendo que una mueca apareciera en su rostro.

-Raaaarhg – ella grito mientras realizaba un corte que dividió al monstruo y su piedra mágica partida por la mitad.

Aquella explosión de ira hizo que los que la miraron tuvieran dos tipos de reacciones, los miembros de su Familia se preocuparon por ella, Aisha, por otro lado, estaba curiosa, nunca espero ver ese tipo de reacción, no de ella, pues a sus ojos, vio a una amazona que acababa de ver a alguien reflejado en su enemigo, eso la preocupó de otra manera diferente, pues no era ese el tipo de vida que quería que tuviera tras haberla cuidado por tanto tiempo.

-Haruhime – ella llamo mientras se acercaba a la renart.

-Solo recordé algo – Haruhime respondió la pregunto silenciosa de la amazona.

-Ese es el problema – Aisha dijo antes de darle un ligero golpe con su dedo índice – aquí en el Calabozo no debes pensar en nada más que seguir viva con tu grupo, entiendo que puedas tener preocupaciones o no poder pensar en otras cosas, pero si quieres seguir pudiendo pensar en esas cosas debes mantenerte viva y como la que parece la más fuerte, proteger a todos los que están detrás.

Pareciendo un regaño, la renart solo bajo su cabeza antes de volver a mirar directamente a la amazona, la cual soltó un bufido divertido mientras sonreía con satisfacción, asintiendo, las dos volvieron a avanzar siendo seguidos por los demás, con aquel suceso siendo el último relevante en el recorrido, todos llegaron al piso dieciocho sin mucha demora, sitio donde el grupo de dividió en dos, con Haruhime, Lili y Welf yendo al piso diecinueve, algo que Aisha aprovecho para obtener un poco de información.

-Ahora – ella dijo sujetando por el cuello a cierto enano e intimidaba a una espadachina de cabello rojo – ¿Me dirán por qué había un monstruo en la mansión?

Aquel de ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora