Rojo XXX

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Renart y medio elfa se quedaron en silencio, observando a la otra, esperando a que una de ellas dijera lo que debían decirse, sin embargo, la realidad era que Haruhime no tenía nada que decir, que no iba a decir nada, protegería a su Familia, a su verdadera familia incluso de aquellos que decían estar del lado de todos, ella solo respondería a lo que fuera que la ahora tensa Eina fuera a preguntarle, se suponía que eran amigas, que la supervisora la cuido, la instruyo para sobrevivir en el Calabozo, aun así, ambas justo ahora se observaban como si fueran enemigas, una con seriedad, la otra con duda.

-Sobre la Familia Kairós – Eina comenzó luego de reafirmar su convicción – no sé las cosas por las que ustedes han pasado, pero engañar a toda la ciudad y al gremio es...

-Entiendo que es una transgresión a las normas, pero aquel que conoces como Kairós es alguien que equipará a los dioses, su poder es como el de ellos, tal vez incluso más grande dada su magia – Haruhime contrarresto con ojos que parecían encendidos en llamas doradas.

-Aun así...

-Esa Familia es mi familia, nuestra familia, el hogar donde nos sentimos seguros, a gusto, donde sabemos que siempre tendremos una mano para apoyarnos, no estamos en contra del gremio, ni de Orario, así mismo, como nadie quiere perder a personas importantes, nosotros no queremos perder nuestro hogar.

- ¿Qué hay de Bell-san? – el hecho de que la medio elfa siguiera llamándolo por su nombre y no de otra manera hizo que Haruhime comenzará a pensar algunas cosas – ¿Qué busca él? ¿Qué es lo que quiere?

-Libertad – la renart respondió con una mirada triste – y nosotros le daremos esa libertad, yo se la otorgaré, pero para eso necesito ser más fuerte, así que Eina-san, por favor, te lo ruego, permítenos seguir siendo una Familia.

Ella no supo que debía hacer, no sabía que decir, solo vio la cabeza inclinada de la renart que con tanto esfuerzo decidió enseñar para que pudiera sobrevivir, entonces solo la vio levantar la vista y observar bastante concentrada un lugar en específico, cuando Eina también miro vio a Aiz Wallenstein, la primer espadachina dorada devolvía la mirada a la renart, ambas hablaron entre ellas sin decir palabra, el entrenar prácticamente todos los días por las mañanas las llevo a conocerse lo suficiente como para hablar solo con sus ojos, ninguna retrocedió en lo que buscaban, una quería proteger a los Xenos, la otra deshacerse de ellos, sus intereses chocaron al igual que ellas chocarían en el futuro.

-Un monstruo – el grito se escuchó a lo lejos y los pasos de los aventureros llegaron a los oídos de Haruhime.

-No, está por allá.

-Pero lo vi detrás de nosotros.

-Giro en ese callejón.

Haruhime contuvo su sonrisa en ese momento, el plan iba tal y como Lili lo había pensado y en el momento de que ella y Emma se hicieron pasar por monstruos fue cuando comenzó el espectáculo, fue también el momento en el que también decidió actuar, disculpándose con Eina antes de salir corriendo, siendo perseguida por Aiz, el hecho de que saliera corriendo hizo que múltiples aventureros comenzaran a seguirla, al menos hasta que ella activo el efecto secreto de la capa que llevaba, desapareciendo para el ojo de los aventureros, la renart solo dejo de correr cuando llego a una zona llena de casas, a un lado vio a Naaza, en su mano un drop ítem que Fels les había dado, tapo su nariz y comenzó a caminar hacia atrás, lentamente.

-Crece – ella comenzó a cantar entre susurros casi inaudibles – ese poder y esa vasija, amplitud de riqueza y amplitud de deseos...

Así, mientras ella avanzaba en silencio, siguió recitando su magia al tiempo que Ryuu aparecía detrás de Aiz, señalando a la elfa con sus manos, la renart envió su magia con forma de martilla, esto le dio a Ryuu un aumento de nivel, la cual, por petición de Bell, se encargaría de retrasar un tiempo a Aiz, con una promesa detrás desconocida para todos los demás, una promesa que lleno de esperanza el pecho de la elfa, la cual, incluso sabiendo de la relación del "chico" no pudo evitar comenzar a verlo como algo más que un amigo y héroe, y estaba bien con eso, pues había encontrado a quien llevaría una justicia con la que se encontraba de acuerdo, pues era la justicia en la que ella creyó, la justicia que la llevo a vengar a sus amigas, la justicia de la que creyó no era merecedora.

Aquel de ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora