Rojo XVI

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Su mirada brillo con ira, su atención estaba centrada en la entrada que conocía a Knossos, en su mano izquierda estaba la katana de Haruhime, en su mano derecha estaba la espada espiritual, el poder fluyendo de manera constante desde el arma hasta el chico y de regreso, la capa negra que lo cubría la noche anterior seguía cubriendo su apariencia, ocultando un libro cuyo texto ya había sido consumido, no le importó la sangre en sus prendas o el olor que pudiera tener en ese momento, la oscuridad detrás de sus ojos no mostró nada bueno.

-Aquí están – Welf dijo con ojeras debajo de sus ojos, mostrando su cansancio.

-Dáselas a Daphne, Emma y Lin – él respondió mientras su mente recitaba su magia – Kairós.

Habiendo enfocado su magia en recuperar la energía del herrero, él dejo todo lo demás intacto, excelia, memoria, no hubo cambio alguna más allá de la recuperación física, esto sorprendió a Welf, quien entendió el significado del nombre Kairós que él había usado para disfrazarse como un dios, comprendió porque dijo ser quien controlaba el tiempo, pues incluso las ampollas que aparecieron en sus manos por tanto martillear desaparecieron, entonces una pregunta vino a su mente.

-No, mi magia no sirve con las espadas mágicas – él se adelanto mirando con una expresión aparentemente aburrida – no si no hago retroceder el tiempo como tal.

-Entonces si puedes – Welf dijo haciendo que él soltará un suspiro.

-En cierta manera – su tono fue suave, intentando mantener su ira bajo control – ¿Están listos?

-Sí – los demás miembros de su Familia dijeron al unísono.

-Entonces prepárense para luchar esta vez no contra monstruos, sino contra humanos.

- ¿Habrá que matar? – Cassandra pregunto con cierto temor.

-No se preocupen, si no los pueden matar lo haré yo, los que no quieran mancharse las manos que me lo digan ahora, yo lo haré en su lugar.

Él espero que Cassandra y uno que otro al menos levantaran la mano, no fue así e inclinando un poco su cabeza, agradeció el apoyo de todos, pero también supo que una cosa era decir que no dudarían en matar, que lo harían y otra era el momento de matar, también tuvo en mente que cada persona es diferente y que no necesariamente debía ocurrirle lo mismo que a él cuando realizó su primer asesinato, tampoco importaba como mato a una persona, pues ocurrió tantas veces que le perdió el valor a esa acción.

- (Espera Haruhime, ya vamos por ti) – él pensó mientras se adentraban en Knossos, la oscuridad cubriéndolos en ese momento.

X X X

Dormir sentada no había resultado un problema, cuando trabaje bajo la "protección" de Ishtar en uno de sus prostíbulos hubo ocasiones en las que me quedaba dormida esperando a clientes que no aparecían, recuerdo que en su momento me sentía triste y decepcionada, fui tonta al sentirme así, podría haber intentado luchar como Bell-sama termino enseñándome, pero no tiene sentido pensar en ese tiempo en este momento, el hecho es que al despertarme me encontré con dos ojos azules que parecían estar enojados conmigo, me pregunto quién es.

-No entiendo que tienes de especial – la chica, una elfa con apariencia extraña dijo, su tono siendo agrio, por así decirlo.

-No tengo nada de especial – respondí mirando esos ojos que solo parecían llenos de dolor – solo busca mi magia, así que no deberías preocuparte.

-Lo dices como si esa cadena no fuera a controlarte por completo.

-No dejaré que lo haga, no podrá hacerlo por completo – estoy furiosa, puedo sentirlo, [Resonancia] no ha parado de estar activa.

Aquel de ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora