Rojo IV

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Alrededor de tres días habían pasado desde lo ocurrido en la feria de monstruos organizada por la Familia Ganesha, muchos comenzaron a preguntarse quien era aquel de ojos rojos que se encargó de las criaturas con apariencia de plantas carnívoras, nadie fue capaz de encontrarlo en primer lugar, tampoco importaba que tanto lo buscaran, no lo encontrarían, no si lo hacían en los lugares frecuentes, pues en su búsqueda de respuestas, él investigo la aparente copia del Calabozo, ni siquiera le importaron las puertas cerradas con un circuito mágico un solo golpe suyo bastaría mandar a volar los grandes portones y abrir el camino.

- ¿A qué piso quiere que vayamos hoy, Lili-sama? – preguntándole directamente para que llevará a cabo sus ambiciones, Haruhime dejo estar las cosas.

-Podemos probar a llegar al piso diez y probar como nos va – la pallum respondió y ella asintió con una sonrisa, sus oídos captando los pasos de quienes las seguían.

-Bien, ya tenía ganas de ver que hay más allá – arreglando el amarre sobre sus ahora dos espadas, ella camino fingiendo completa inocencia.

Ignorando la mirada que sintió de parte de Lili, o mejor dicho, la mirada que ella le dio a su espada principal siguió caminando, todo ya se lo había contado a Bell, era algo de lo que quería encargarse por completo, sin ayuda, sin ser vigilada, ella simplemente avanzó sin vacilar, cualquier monstruo que se interpusiera en su camino termino cortado de una manera tan sencilla que pareció que su espada estaba cubierta en llamas y cortaba como si los monstruos fueran de mantequilla, después de la actualización de [Estado] hecha por el chico la noche anterior, simplemente fue lo suficientemente fuerte como para sobreponerse a todo.

-Un orco – ella murmuro con tranquilidad, su mano tomando la empuñadura de su espada secundaria – Lili-sama, por favor manténgase atrás.

Siendo consciente de que ya estaba en la trampa de la pallum, ella siguió fingiendo que todo estaba bien mientras comenzaba a matar a todos los monstruos que comenzaron a aparecer, no pensó ni siquiera en utilizar su magia, no lo vio necesario, no de momento, por eso, cuando dos pequeñas cortaron la correa que sujetaba la funda de su espada principal lo ignoró, ni siquiera volteó a mirar a Lili, en lugar de eso, sus labios comenzaron a moverse mientras la pallum escapaba.

-Llama que purifica los pecados – chispas comenzaron a aparecer a su alrededor, una mueca apareciendo en su rostro por la concentración – protege a tu sacerdotisa – un corte a su derecha y un monstruo murió – quema a los blasfemos – una patada y un imp salió volando – Amaterasu.

Las llamas crecieron a su alrededor, el círculo mágico bajo sus pies se ilumino y en un parpadeo, césped, árboles sin hojas y los monstruos mismos fueron convertidos en cenizas, una gran parte de su Mente había sido consumida en ese lanzamiento mágico, en su mente estuvo el recuerdo de aquel aventurero que le dijo para traicionar a Lili, con una mirada enojada y comenzó a caminar de regreso a los pisos superiores, sus ojos verdes se encontraron por un instante con los dorados de una espadachina particular, esta última pareció reconocer su fuerza al dirigirle una mirada seria, considerando a Haruhime como peligrosa por un instante.

X X X

Ella se encontraba corriendo por los pasillos del Calabozo, lanzando pequeñas flechas a los rostros de unos cuantos duendes, Lili siguió avanzando viendo como el nombre de la diosa de la herrería estaba colocado en rojo en la funda de la espada, sin notar que el arma era una común y corriente, siguió avanzando sin voltear a mirar hacia atrás, sus oídos, sin embargo, parecieron captar como una renart en particular la llamaba, sus pasos se detuvieron y por un momento estuvo tentada a devolverse, a disculparse con la primera persona que le tendió una mano sin esperar nada a cambio.

-No, ella no me perdonará, no después de engañarla así.

Con una sonrisa amarga en su rostro comenzó a correr, no entendió porque sus ojos insistían en querer llorar, se repitió a sí misma en múltiples ocasiones que ella y Haruhime no tenían ningún tipo de relación y, aun así, su mente decidió traicionarla, imágenes de la renart protegiéndola, preocupándose por ella, admitiendo que sería su amiga aparecieron, Lili ni siquiera se dio cuenta de cuando sus pasos se detuvieron o de las lágrimas que caían de sus ojos sin el más mínimo control, su puño agarro con fuerza y mirando hacia atrás, comenzó a correr.

Aquel de ojos rojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora