Los dioses sabían que el poder era algo que los mortales debían obtener poco a poco, lentamente para que sus mentes pudieran acostumbrarse a él, para que no los consumiera, para que en el peor de los casos solo fueran arrogantes y quienes mejores que los propios dioses para entender los estragos que el poder podía provocar en los seres, por eso se suponía que todos los mortales tenían una especie de camino, uno con complicaciones para que pudieran adaptarse, para que pudieran crecer de la mejor manera, no importaba si eran buenos o malos, eso era algo que entre los propios mortales se solucionaba al buscar un equilibrio.
Por eso, cuando dentro del Calabozo esa parte del mortal más poderoso emergió ellos temieron, pues nada era más aterrador que un mortal descontrolado, que uno que solo quería ver el mundo arder, fue de mortales así que nació el término monstruo, término que cayó en los seres creados por el Calabozo, el motivo por el que eran peores que esos mortales eran peores que los monstruos se debía a algo simple, sus acciones no seguían órdenes y cuando se ponían así no tenían nada que perder más allá de sus propias vidas, cosa a la que parecían no apreciar más que lo necesario como para llevar a cabo ese mundo en llamas.
Nadie conoce a otra persona a la perfección, eso era algo que todos los dioses y mortales creían entender, algo que cierta espadachina de cabello dorado se encontraba sintiendo ante el ser encapuchado que a duras penas era contenido con los esfuerzos combinados de un monstruo minotauro, sus propios ataques y de alguna manera también con la fuerza de la Familia Kairós, entonces, como una contraposición a la que tenía la mayor probabilidad de ser la más fuerte de la Familia Loki estaba Haruhime, la cual vio en aquellos ojos heterocromáticos, ella, no, toda la Familia Kairós lo entendió por completo, conocieron por completo al ser cubierto por esa túnica negra.
-Aiz-sama – la renart dijo parándose a su lado, llamando la atención de la aventurera de nivel seis – necesito que de un golpe bastante fuerte en el momento que Lin-sama logre utilizar su magia.
Sin darle tiempo a la espadachina a entender el plan, Haruhime corrió hacia Bell, su espada chocando con la del chico que en ese momento dejo ver mechones negros que confundieron todavía más a Aiz, pues creyó que se trataba de la persona que estuvo enseñándole cosas cada mañana en las murallas de Orario, tal cambio en lo que ella veía esas mañanas y lo que vio en ese momento no fue el maestro que llego a apreciar sino a alguien perdido, alguien que creí que todo estaba en aquella llama negra con la que estuvo muy cerca y que fue ese mismo chico el cual la ayudo a deshacerse de esa sensación y si lo que escucho era correcto, entonces era un dolor similar al suyo.
-Tempest, Ariel – ella dijo haciendo que el viento la rodeara mientras los miembros de su Familia la observaran – (tu amistad me ayudo, ahora te devolveré el favor)
-Aiz – Finn llamo haciendo que ella se detuviera – ni Riveria ni Gareth pudieron detenerlo, espera a que se recuperen para planear algo.
Su mirada pareció concordar con esas palabras, sin embargo, para sorpresa de todos, ella ignoró la orden y comenzó a correr hacia el chico en túnica, ignorando por completo al minotauro negro, el cual comenzó a correr a su lado, espada y hacha chocaron con otra espada y uno de los brazos del enloquecido chico, no hubo herida en la extremidad, ni siquiera un rasguño más allá de un ligero corte en la ropa, ambos entendieron la diferencia que tenían con su oponente, sin embargo, no titubearon en atacar una vez más, con la chica siendo lanzada contra un edificio y el minotauro estrellando su espada mágica con forma de hacha con el suelo con tal de paralizar al chico tan solo un segundo.
-Kairós – Lin mencionó por lo bajo haciendo que un círculo mágico apareciera bajo los pies de Bell.
Él trato de moverse, pero hielo congelo sus pies, sus ojos se clavaron en Welf, el cual se preocupó al ver las llamas aparecer en la mano de Bell, esto se vio impedido en el momento que un clave sujeto su muñeca y la movió hacia el lado, su mirada entonces se posó en Lili, por mucho que esta conociera la diferencia halo con toda la fuerza que tenía, un rayo blanco impacto en su pecho haciendo que él perdiera el equilibrio ligeramente, un temblor incremento el desequilibrio, Emma y Ren quedaron en su vista, este último sonriente, casi divertido, llamas negras parecieron brotar de la nada misma, solo para aparentemente ser devoradas por una doradas que hicieron que mirará a Haruhime.
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Aquel de ojos rojos
FanfictionOjos rojo rubí resplandecieron durante la noche, las puertas cerradas no simbolizan un obstáculo para él, con un salto que considero simple puso en el suelo un objeto que tuvo mucho cuidado por evitar que desapareciera, sonrió con diversión al dejar...