Ese mismo día, a la noche, Meghara aún seguía en la preparatoria. Se encontraba corrigiendo exámenes y proyectos de todas las clases a las que enseñaba, era una tarea realmente agotadora. De todas las profesiones que ella imaginó en su adolescencia, nunca creyó que sería profesora debido al estrés que conlleva, pero aquí ella, corrigiendo exámenes, algo que solía odiar cuando era estudiante.
Esta tarea era especialmente compleja puesto que ella debía pasearse por todo el salón, corrigiendo los exámenes de sus alumnos pero, a su vez, examinando los cuadros y artesanías de los alumnos inscritos en el taller de arte.
Ser la única profesora del instituto que enseñaba arte no era una buena idea. Todas las clases que tenían arte como materia la compartían a ella como profesora, sumándole el hecho de ser la docente a cargo del taller de arte.
Se sentía como Minerva McGonagall, solo que en lugar de ser subdirectora hacía trabajo extra.
Todo era silencio, a excepción del sonido de los zapatos de Meghara. La única luz encendida era la del aula donde la rubia estaba, el resto era oscuridad y silencio. Una escena digna de una película de terror.
– Hera, su marido Zeus la engañó... – murmuraba la rubia, cantando la canción "Hera" de los cantantes españoles Pascu y Rodri. Esa era una de sus melodías favoritas, primero porque le ayudaba a practicar su español, y segundo porque hablaba de la mitología de su país.
Sin embargo, la luz del salón se apagó de repente y la música frenó de forma abrupta. La loba se volteó sobre sí misma, observando extrañada en todas direcciones. Seguramente había sido un cortocircuito, pero si ese era el caso ¿Por qué se había apagado el celular con la música?
La alfa se decidió por hacer brillar sus ojos carmesí para ver mejor. Una vez que sus orbes se habían vuelto rojos, comenzó a escudriñar en el aula con confusión. Había algo raro en todo esto, ella lo presentía. Percibía el aura tensa del lugar, y no sabía porqué, puesto que antes no la sentía así. Además, una presencia externa a la situación le aturdía todos los sentidos, y la perturbaba aún más.
De pronto, un pequeño objeto en la esquina del salón de arte le llamó la atención, haciéndola acercarse son curiosidad, dándole la espalda a la puerta del aula. Se arrodilló junto al objeto y lo tomó en sus manos unos segundos, soltándolo al instante en cuanto sintió su extremidad arder de dolor. Tras ver coml un pequeño zarpullido aparecía en la palma de su mano, volvió nuevamente su vista hacia el objeto, identificando la forma de una planta.
Acónito amarillo para ser exactos.
Era una variedad muy extraña y poco común, lo que hizo a la griega fruncir el ceño. ¿Cómo había llegado allí?
De repente, el sonido de una puerta abrirse le llamó la atención, haciendo que se girase hacia la entrada del aula con velocidad, alarmada. Esta solo estaba abierta, como si el viento la hubiera empujado, casualmente no había viento. La situación no le gustaba, para nada.
Lo que sí pudo identificar la loba, lo cual le heló la sangre, fue un segundo y hasta un tercer latido de corazón en el lugar. Además, un fuerte aroma sobrenatural llegó a sus fosas nasales. Casualmente, el aroma que estaba entremezclado con el de la criatura era un aroma ya conocido para ella, y que le traía varios recuerdos.
En los próximos segundos y tras colocar una expresión de confusión y repugnancia durante unos momentos, la alfa cayó en cuenta de lo que sucedía y se dirigió hacia el escritorio con rapidez, buscando su celular.
Kate "Perra" Argent, transformada en mujer jaguar Nahual estaba allí con ella.
Debía llamar a Derek o a Scott.
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Made In Greece || Derek Hale
WerewolfLa vida para la griega Meghara Galani no ha sido fácil. Sus padres la abandonaron cuando era tan solo una bebé recién nacida en la puerta de la imponente Alfa de Beacon Hills. Talia Hale decidió criar a la niña como una hija más, provocando que la c...